La tradición conduce en Islandia, a integrar los edificios en la naturaleza.
Los habitantes del entorno del lago ‘Urriðavatn’, notaron que ciertos puntos en la superficie del lago no se congelaban durante el invierno. ‘El nombre islandés de estas aperturas en el hielo es ‘vök’. Fue ese nombre el que los arquitectos pusieron a las termas flotantes que diseñaron.
El español asentado en Reikiavik (Islandia) cuenta, que antes de que se descubriera la fuente de agua geotérmica subacuática que causaba los agujeros, se pensaba que había un monstruo en el fondo del lago, que rompía el hielo al sacar la cabeza para respirar.
Las aperturas en el hielo, fueron su inspiración para dar forma al edificio y a las termas flotantes de los baños ‘Vök’, en el extremo oriental de la isla. La arquitectura del edificio Termal de ‘Vök’ está semienterrada, ‘sumergida en el terreno’, para conseguir su integración en el paisaje, y minimizar el impacto visual. Tanto la madera usada en el inmueble, como el agregado para el hormigón, son de origen local.
Y lo mismo ocurre con el proyecto ‘Blue Lagoon’, un gran balneario en ‘Grindavïk’, también subterráneo en el extremo sudoccidental de la isla, donde ‘la impredecible geología del terreno de lava hizo que el proceso de construcción se convirtiera en un proceso de improvisación’.
Pero no todo es subterráneo, o sumergido: también el balneario ‘GeoSea’, se adapta al paisaje. En ‘Húsavík’, un pueblo pesquero en el norte de Islandia, el protagonista es un rocoso acantilado de 40 metros de altura, con vistas sobre la bahía de ‘Skjálfandi’.