Muchos factores en el entorno hacen que las grandes ciudades tiendan a crecer de manera vertical.
Actualmente nos cuestionamos por qué las construcciones van hacia arriba y no como se ha hecho tradicionalmente, y una de las respuestas más importantes es, por el aumento de la población mundial, que en los últimos 100 años ha ido incrementando considerablemente, por lo que para el 2050 se espera sobrepase los nueve mil millones.
Cada vez son más las personas que residen en núcleos urbanos y para el 2050 se tiene proyectado que el 75% de la población mundial resida en ciudades, lo cual traerá consigo una mayor demanda de vivienda e infraestructura relacionada con los servicios básicos y la movilidad.
2.5 mil millones de personas poblaban la tierra al comenzar la década de los cincuenta y la cantidad de espacio disponible para vivienda era mucho mayor. Especialmente en los Estados Unidos comenzaron a desarrollarse los suburbios, alejados de los grandes núcleos urbanos donde las personas podían vivir alejadas del bullicio citadino.
Algunas ciudades en el mundo ya han proyectado su crecimiento y desarrollo en favor de este tipo de ciudades verticales. Uno de los ejemplos paradigmáticos es Tokio, Japón, donde la falta de espacio plantea a las ciudades verticales como la solución más viable para dar cabida a su creciente población.
En Rio de Janeiro, Brasil, se comienzan a combinar las grandes edificaciones verticales con espacios recreativos. Dubái en los Emiratos Árabes Unidos es otra de las ciudades que ha apostado por este crecimiento vertical, construyendo islas artificiales y edificando algunas de las construcciones más altas del plantea.
Shanghai en China y Londres en Inglaterra también son ciudades que han apostado por la edificación vertical como una respuesta sostenible al crecimiento poblacional; y pues la Ciudad de México tampoco se ha quedado atrás, con la construcción de edificios de uso mixto.