Un nuevo material rociado sobre las paredes, permitirá proteger incluso las viviendas más antiguas de los efectos de terremoto.
Los recientes y devastadores temblores registrados en México nos han recordado la fragilidad de los edificios ante las fuerzas de la Naturaleza cuando no se construyen, siguiendo los protocolos adecuados.
En Japón, los edificios que se construyen cumpliendo las normativas antisísmicas, pueden resistir terremotos de hasta 9 puntos en la escala de Richter. Sin embargo, no siempre es posible aplicar medidas tan estrictas, ya que existen numerosos edificios antiguos que habría que demoler, y construir de nuevo. Es ahí donde entra en juego una innovadora solución antisísmica desarrollada en la Universidad de British Columbia (UBC), bajo la guía del profesor Nemkumar Banthia.
El equipo del profesor Banthia, ha nombrado a esta innovación como EDCC: composite, cementoso dúctil respetuoso con el medio ambiente. O lo que es lo mismo: un nuevo tipo de hormigón que, tras ser rociado sobre las paredes de los edificios, genera una malla reforzada con la que el cemento se dobla, en lugar de quebrarse.
Basta con aplicar una capa de apenas 10 milímetros, para cambiar radicalmente las propiedades de un edificio. Para ofrecer este grado de protección, el material utiliza fibras basadas en polímeros, cenizas volantes y otros aditivos industriales. De hecho, el 70% de este composite, se basa en las mencionadas cenizas volantes, es decir, un subproducto de la combustión del carbón, en las centrales térmicas. Por ello, este material se considera respetuoso con el medio ambiente.
El EDCC no es ningún futurible, sino que ya se está integrando en las medidas retroactivas de protección antisísmica para edificios de la universidad de British Columbia, y ya se está preparando su implementación en la escuela primaria Dr. Annie B. Jamieson de Vancouver. Se considera que pronto desempeñará un papel en el refuerzo de tuberías, pavimentos, plataformas petrolíferas y suelos industriales.
Sistemas de protección antisísmica en edificios
Estas son algunas de las técnicas más habituales para proteger los edificios, ante los terremotos:
Flexibilidad de estructuras
Una de las claves consiste en que la estructura de hormigón armado y acero se balancee, en lugar de quebrarse. En Japón, por ejemplo, las vigas se entrelazan a modo de nudos.
Amortiguadores de masas y péndulos compensatorios
La caída de un rascacielos puede ser verdaderamente dramática. Por eso, en edificios de gran altura, se opta por colocar una estructura en la parte superior que ejerce de contrapeso en caso de movimiento sísmico. Si el edificio se inclina hacia la derecha, el contrapeso se moverá hacia la izquierda y viceversa.
Aisladores y disipadores sísmicos
Los primeros desacoplan el edificio del terreno en el que se encuentra. Así, el movimiento, solo afecta al disipador y no al edificio que sostiene. Los disipadores, en cambio, funcionan como amortiguadores que absorben el movimiento lateral del edificio.