Chimalistac, es un edén para pasearse tranquilamente y hacer las mejores tomas fotográficas, de día o de noche, ya que el lugar ofrece unos ángulos y perspectivas inigualables.
Quizá fue cuando el escritor Federico Gamboa publicara en 1903, su novela ‘Santa’, que transcurre en Chimalistac, o después, en 1918, con la adaptación cinematográfica de la novela por parte de Luis G. Peredo, que muchos capitalinos supieron de la existencia de este barrio melancólico y entrañable.
También es de todos conocido, que Hernán Cortés, una vez concluida la toma de Tenochtitlán, escogió estos lares para asentar sus reales, es decir, Coyoacán y Chimalistac, en lo que se levantaban los primeros edificios españoles sobre la derruida capital azteca.
Esta colonia, perteneciente a la delegación Álvaro Obregón, tiene sus origenes en la época prehispánica. Hay quienes afirman que su nombre posa su origen en el náhuatl; chimalli (escudo) itzac (blancura), ‘lugar de los escudos blancos’, mientras que otros explican que se traduce como ‘donde se talla la piedra de sacrificios’, y afirman que aquí se elaboró el famoso calendario azteca.
Se dice que originalmente estaba conformada por huertos, los cuales fueron fragmentados por el año 1849. En 1904, la colonia fue fundada oficialmente. Prueba de ello, es un mural en la calle de San Ángelo, que fue inaugurado durante los festejos de su centenario.
Cada calle de Chimalistac, ofrece una experiencia distinta. La mayoría de ellas, están empedradas y algunas portan placas, donde se explican los acontecimientos que ocurrieron en ahí, o la historia de la colonia.
Pero hay dos calles que resaltan del resto: ‘Santa’ y la calle de ‘Hipo’. Estas pintorescas vialidades, como se mencionó antes, hacen referencia a la novela Santa de Federico Gamboa, cuya historia tiene como escenario principal Chimalistac.
Destaca el ‘Puente del púlpito’, que cuenta con una pequeña estructura que asemeja, precisamente, a un púlpito.
Se dice que los frailes Carmelitas, ensayaban sus prédicas en este sitio, con la finalidad de que su voz sonará más fuerte que el río, y así hablar con más claridad durante las ceremonias.
Dentro de los lugares que resguarda este hermoso barrio, se encuentra una ermita, ubicada en la ‘calle del secreto’, que fue construida en 1626, por el famoso arquitecto y fraile, Andrés de San Miguel.
Su nombre proviene del fenómeno acústico que se produce al hablar en uno de sus ángulos contra la pared.
Cuando se habla en voz muy baja en este espacio, se puede escuchar perfectamente lo que se dijo en el ángulo diametralmente opuesto, sin que las personas paradas en cualquier otro punto del lugar puedan oír nada.
Se dice que, en este sitio, los frailes aprovechaban su singular acústica, para romper su voto de silencio.
Después de que los huertos de Chimalistac fueran fragmentados, se construyeron diversas casonas y negocios, como el ‘restaurante de la Bombilla’, el cual tiene gran significado por dos cosas: por darle nombre a este parque, y por ser el sitio donde Álvaro Obregón fue asesinado con un arma de fuego, en el año de 1928.