Deben existir pocos sitios más inspiradores para la lectura que la Biblioteca del Monasterio de Strahov, en Praga.
El Monasterio de Strahov es uno de nuestros lugares favoritos en Praga, y la verdad es que su biblioteca, una de las más impresionantes de Europa, es el principal motivo. Fundado a comienzos del siglo XII por Ladislao II, fue concedido a la orden de los premostratenses, siendo uno de sus monasterios más antiguos, pues ha sobrevivido a las guerras de religión, a dos guerras mundiales y al régimen comunista.
En el interior del Monasterio se encuentra la iglesia de la Asunción de la Virgen María. En ella se guardan los restos de San Norberto, el fundador de la orden Mostense, así como un órgano en el que tocó Mozart varias veces en sus visitas a Praga. A la iglesia sólo se puede acceder durante el horario de culto.
El Monasterio de Strahov desempeñó un importante papel, no solo religioso, sino también cultural en la vida de los praguenses, pues alberga una espectacular biblioteca en su interior, con más de 200.000 obras. Este Monasterio guarda también varias maravillas en su interior.
Dos de ellas son las salas de lectura en que se divide la Biblioteca: la Sala de lectura Filosófica y la Sala de lectura Teológica.
Las salas de esta biblioteca, fueron construidas hacia finales del siglo XVII, y aunque continuaron los percances relacionados con asaltos (y hasta bombardeos), llegan hasta nuestros días reconstruidas y casi intactas.
La biblioteca del Monasterio de Strahov, es una de las salas que siempre están abiertas al público junto a la pinacoteca.
La Sala Teológica de estilo barroco y la Filosófica de estilo clasicista, conforman la estupenda Biblioteca del Monasterio, en la que se pueden encontrar manuscritos iluminados de la Edad Media, grabados, globos terráqueos y mapas.
La Sala Teológica data de 1679, y el responsable de su diseño fue el arquitecto italiano Giovanni Domennico Orsi. Sus estanterías albergan aproximadamente 18.000 volúmenes, que versan acerca de la Biblia. En los techos destacan los preciosos frescos de Siard Nosecký, que simbolizan el alcance del saber a través de la fe en Dios, y que dotan al espacio de una atmósfera sobrecogedora. Esta estancia fue restaurada con acierto, en 1994.
La Sala Filosófica de corte clasicista, fue proyectada por el arquitecto italiano Jan Ignác Palliardi y construida a finales del siglo XVIII, para ampliar las instalaciones del complejo, y facilitar así el almacenamiento de la gran cantidad de volúmenes que poseía el Monasterio. La estancia escogida para esta ampliación fue un antiguo granero. La sala resultó impresionante, con 32 metros de longitud por 22 de anchura, alcanzando 14 metros de alto.
Sus techos, cuajados de frescos pintados, llaman poderosamente la atención, compitiendo con sus magníficas estanterías de nogal. Entre su fondo se encuentran, por supuesto, libros sobre filosofía, aunque también acerca de cualquiera de las ramas de la ciencia.
Entre la Sala Filosófica y Sala Teológica, se encuentra el Gabinete de Curiosidades, otro de los tesoros del monasterio. En él podrá ver un dodo disecado (extinto hace tiempo), objetos antiguos, minerales… todo un paseo por la ciencia de la mano de cientos de piezas extraordinarias.