Dentro de los deportes más desconocidos y curiosos del mundo, sin duda el Bo Taoshi quedaría entre los 10 primeros.
Cada año, coincidiendo con la celebración del aniversario de la Academia Nacional de Defensa de Japón, los cadetes recién alistados se enfrentan unos con otros en un deporte tan sencillo como agresivo. Pero no solo en la escuela militar se practica. En las escuelas japonesas también aprenden este combate, en el que se debe derribar un palo de madera. Eso sí, ya hay centros que lo han prohibido debido a que, tras la partida, muchos alumnos terminan demasiado lastimados.
Las competiciones de la Academia Nacional de Defensa de Japón, llaman muchísimo la atención por el gran número de personas que participan en un encuentro. Nada más y nada menos que 150 individuos en cada equipo. Cada equipo está dividido, a su vez, en 2 subgrupos: 75 atacantes y 75 defensores.
También, cada equipo cuenta con un ‘Ninja’ o ‘Mono’. Así se conoce al osado individuo que se sitúa en la posición más alta del poste, aferrado a su punta de metal, para repeler a aquellos oponentes que logran abrazar la madera. Desde esa posición, además, puede ver la estrategia que pone en marcha el equipo rival y dar instrucciones a los suyos.
A su vez, los defensores deberán rodear el palo de madera que mide unos 3 a 5 m de altura, situado perpendicular al suelo. Deben de mantenerse unidos para aguantar las embestidas de sus contrincantes, y conseguir aglutinar la mayor parte de personas, en torno al poste para que sea más complicado derribarlo.
El papel de los atacantes, es tirar al chico en lo alto del palo, y conseguir que el poste alcance, al menos, una posición de 30° de inclinación con respecto al suelo, y mantener esa inclinación durante tres segundos o más, momento en el que ganan la partida.
Casi todo vale para lograr el objetivo, desde patadas, empujones, manotazos, pisotones e incluso terminan sin prendas de ropa. Los participantes sólo llevan un casco acolchado como protección.
Este deporte se lleva practicando en Japón durante los últimos sesenta años, después de que comenzara a implantarse como un juego en el Ejército.