Oslo, la capital de Noruega, estrenó 2019 como ‘Capital Verde Europea’, un honor concedido anualmente por la Comisión Europea.
Oslo es mucho más que la Opera House, o la ciudad donde se entrega el Premio Nobel de la Paz. Su dedicación y esfuerzo, para preservar los espacios naturales urbanos y para reducir la contaminación ambiental, le han valido ser nombrada ‘Capital Verde Europea’, del 2019.
La capital propone una ciudad de barrios sostenibles, calles sin coches y restaurantes ecológicos. El rápido crecimiento de Oslo, ha venido acompañado de proyectos de edificación, que siguen principios de sostenibilidad.
El nuevo barrio de Vulkan, constituye un ejemplo de planificación urbana, gracias a una central de energía local, con pozos geotérmicos, edificios con calefacción solar, y hoteles que reciclan del sistema de refrigeración y los ascensores.
Son los casos de la contaminación y el tráfico, elaborando planes que incentivan el uso de bicicletas, vehículos eléctricos, e incluso ampliando su red de transporte público.
Una de las medidas que ha tomado a través de la iniciativa ‘Una ciudad sin coches’, en favor de la recuperación de los espacios públicos de la ciudad y mejora de la calidad de vida, es la prohibición de que los vehículos circulen por el centro urbano, que entrará en vigor a finales de 2019.
Pero no todas las medidas vienen de las instituciones, sino que la población, a través de pequeños proyectos, y las compañías privadas también está implicada en crear una ciudad sostenible.