El juego, que guarda importantes similitudes con el tenis, consiste en pasar la pelota al campo contrario, con ayuda de la raqueta agarrada con la mano, sin utilizar otras partes del cuerpo. De esta forma, dos personas se sitúan en un campo y otras dos en el otro, y las parejas se enfrentan entre ellas.
El pádel tiene sus orígenes en Acapulco: fue inventado por el mexicano Enrique Corcuera, a finales de la década de 1960. Durante unos años, se popularizó de manera exclusiva en países de América del Sur tales como: Argentina o Brasil.
Se trata de una práctica deportiva que se juega por parejas, dentro de una pista cerrada, necesita de una pelota y una pala perforada que se sujeta a la muñeca.
En este juego inspirado en el tenis, el objetivo principal del pádel es ser el mejor de tres sets. Es decir, que la pareja que gane dos sets, habrá ganado el partido. Ganará el set, la pareja que primero gane 6 juegos con una diferencia de dos a sus rivales. En caso de empate, habría que llegar al tie-break.
Este gran deporte que es el pádel, genera una serie de beneficios, tanto emocionales, como físicos realmente interesantes. Es un deporte asequible, ya que a pesar de que sus inicios fueran elitistas, se ha hecho muy común y accesible. Además su facilidad en el juego, lo hace divertido e ideal para compartir con los amigos.
El pádel, es un deporte en el que se trabaja la fuerza muscular. Pero depende de la intensidad con la que se practique. Aumenta las capacidades psicomotrices y la coordinación, tanto general como específica. Además como cualquier deporte, supone un gasto calórico, y un hábito a la actividad física, que le ayudará a estar saludable.