Como una manera de evocar la manera de vivir de la realeza maya, con artesanías de alta calidad y materiales de lujo (como yute, lino, seda, algodón, cerámica, madera tropical y piedra caliza Dzityá), Chablé Resort & Spa, crea una experiencia que funde lo original con lo cotidiano.
A 25 minutos de la ciudad de Mérida, fue erigido este hotel en las tierras de una hacienda henequenera, aunque con un estilo que rompe con las construcciones tradicionales de Yucatán y con un interiorismo de piso a techo.
Este hotel de lujo cuenta con 38 suites, una máster suite y una suite presidencial, todas inmersas en la selva y con absoluta privacidad, así como el restaurante Ixi’Im.
El despacho de arquitectura trabajó con artesanos locales, para crear piezas de alta calidad y se integraron técnicas ancestrales mayas, para el recubrimiento de muros y pisos, así como para diseñar tratamientos del spa y para construir los ka’anchés, un huerto maya.
Para el interiorismo, decidieron que la casa principal de la hacienda ofreciera una experiencia tradicional. Los arquitectectos Paulina Morán y Jorge Borja, quienes se encargaron del interiorismo del hotel, trataron de respetar todos los muros importantes.
El área de la recepción, se adaptó para que el huésped pudiera ir a leer, consultar sus correos o relajarse un rato, pero no dormir. En un espacio que transporta al siglo pasado y evoca, la forma de vida de los yucatecos en aquel entonces.
En este espacio todos los pisos son originales, de diseños locales que se repintaron con colores nuevos. Todos los cojines y elementos decorativos de ese espacio se trabajaron con gente de la región, junto con una fundación que se llama Hilando México.
En el interior, 40 habitaciones de lujo separadas por muros originales, sin restaurar, regresan al huésped, como si fueran una máquina del tiempo, al siglo actual. El diseño está minuciosamente cuidado para que el huésped lo aprecie.
El área de poco más de 300 hectáreas de selva, incluye un cenote que los arquitectos convirtieron en spa. Encima, como flotando, hay cabinas en forma del mismo cubo de las regaderas de las habitaciones que sirven como cabinas de tratamiento.
Sus servicios integran productos biodegradables e ingredientes cultivados en los ka’anchés (los huertos mayas del hotel), que además se usan en el restaurante. Muchos de los elementos del interior, están hechos de forma artesanal y con una labor de seguimiento continuo por parte de los arquitectos.
Por la integración de arquitectura e interiorismo lograda, en mayo del 2017, obtuvo el premio al Mejor Hotel del Mundo. Para recibir este reconocimiento, Chablé compitió con proyectos de despachos internacionales como Yabu & Pushelberg, Rockwell, Atelier POD de Dubái y Philippe Stark, entre otros.