Los chapulines son vistos dentro de la cocina mexicana como una especie de botana ‘exótica’, acompañando, por lo general, al mezcal.
Es bien sabido que tradicionalmente la comida mexicana es preparada con base en la unión de dos cocinas, la prehispánica y la influencia de los productos españoles que se trajeron del viejo continente, juntas crean una de las cocinas más ricas y famosas a nivel mundial. Claro, sin olvidar los ingredientes provenientes de Oriente, como son la cebolla y algunas especias fundamentales en la preparación de esta gastronomía. Pero esto de los saltamontes, sí es de culturas más prehispánicas.
Dentro de esta cocina, existen unos pequeños insectos de origen ancestral que saltan por los plantíos, muchos mexicanos aseguran que son un manjar de sabor único y que incluso, han estado presentes hasta en las más exclusivas mesas: los chapulines.
Como en todo, comer chapulines es una cuestión de gustos, ya que así como hay quienes los ven como un platillo ‘gourmet’, hay a quienes les parece desagradable el hecho de pensar en comerlos.
Este pequeño insecto contiene altas cantidades de proteínas y nutrientes esenciales para el cuerpo humano, unos 100 gramos de chapulines alcanzan el 72%. Además son fáciles de digerir, contienen grasas amigables con el organismo y son ricos en calcio, magnesio y vitamina B.
Este interesante apogeo ha contribuido a abatir prejuicios; lo que en el pasado se le consideraba una plaga, el día de hoy es un mercado redituable, al grado de que en algunos lugares, es posible realizar turismo sustentable visitando los cultivos de chapulines para poder recolectarlos, o en su caso, observar la preparación de los insectos en este tipo de establecimientos rurales.
En México, culturas como la Zapoteca, la Mixteca y la Maya; los utilizaban para aliviar enfermedades digestivas, respiratorias, nerviosas, circulatorias y óseas.
DATOS CURIOSOS