Los chips para humanos, son cosas de las que hemos escuchado bastante en los últimos años, y con buenas razones.
Si bien la idea de ser implantado con un microchip suena dolorosa, aparentemente no lo es.
La tecnología de los seres humanos ‘chipeados’ avanza un poco más cada día y, en: Suecia, Alemania, Australia y Nueva Zelanda; la idea futurista de que un implante electrónico bajo la piel sustituya las llaves, las tarjetas de visita y los billetes de tren, es ya una realidad para varios miles de temerarios indiferentes a los riesgos potenciales. La práctica es confidencial, los chips tienen el tamaño de un grano de arroz, y el tema parece no generar cuestionamientos en un país apasionado por las nuevas tecnologías, y quizá menos temeroso que el resto, a la violación de datos personales. De hecho, en Suecia los beneficiarios de la seguridad social, aceptan desde hace tiempo, que su información sea compartida entre las administraciones públicas.
El caso en Suecia, es el que destaca, ya que el año pasado alrededor de 3 mil personas, ya lo hicieron, pero es probable que la cifra sea mayor.
Esta tecnología funciona de forma inalámbrica, y en coordinación con smartphones y tarjetas.
La primera empresa en iniciar con esta tecnología fue ‘Epicenter’. En 2015, la empresa de tecnología, con sede en Estocolmo, anunció que empezarían a usar chips con sus trabajadores, para que pudieran entrar al edificio, usar la copiadora, o pagar un café.
Poco a poco esta tecnología comenzó a expandirse, hasta llegar a los trenes, donde SJ ya comienza a aceptar estos pagos: ahora quien checa los boletos, pasa al lugar de la persona, y acerca el smartphone a la mano, para cobrar.
Sin embargo, no todos están a favor de usarlo. Existen especialistas que han advertido sobre la vulnerabilidad de la privacidad y seguridad de quienes lo usan.
Pese a todas las dudas que plantea la novedad, esta resulta atractiva. En Suecia, la gente no tiene miedo a la tecnología, y hay menos resistencia a las nuevas tecnologías aquí, que, en la mayoría de los países; según los impulsores de la nueva tecnología.