Compartir determinados servicios o espacios es la solución para conseguir un mayor ahorro y aprovechar al máximo los recursos que tenemos a nuestra disposición.
La economía colaborativa ha sido toda una revolución para algunos sectores como el transporte y el turismo. Una revolución que también está llamando a la puerta del mercado inmobiliario y en concreto al sector residencial bajo el concepto cloud housing. Una alternativa más al alquiler o a la compra de viviendas y que puede despegar en los próximos años.
La idea se tuvo hace cinco años. Se trata de edificios que funcionan como una empresa, donde los pisos son los espacios privados y se combinan con los espacios y servicios comunes, pagando en función del uso que se haga de ellos.
Y es que según se ha declarado en numerosas ocasiones, no tiene sentido que en un mismo edificio existan 30 contratos distintos de conexión a internet, que cada piso tenga su propia lavadora o no se aprovechen las superficies libres de las azoteas.
El cloud housing contempla un gran abanico de espacios y servicios comunes: un huerto urbano donde cultivar hortalizas, espacios gastronómicos, bibliotecas, lavanderías, servicios de guardería y de cocina, arreglos domésticos, etc. Como todos los vecinos se involucran en la oferta comunitaria se fomenta además la sociabilidad y la colaboración. La idea es cubrir todas las necesidades de la vida diaria.
Cada familia o usuario paga una cuota por la vivienda que utiliza, pudiendo cambiar de piso si cambian sus necesidades. De tal forma que si se tienen hijos o se van de casa, es posible trasladarse a otro de diferente tamaño, en el mismo edificio o en cualquier otro de los que compondrían una red de cloud housing.
Las viviendas deben adaptarse a los usuarios y no al contrario. Eso además facilita la movilidad laboral. El cloud housing no se limita solo al edificio. Se extiende también a un conjunto de edificios que se unen para ofrecer los recursos disponibles. Es un modelo horizontal.
Cuánto y cómo se paga
Las cuotas se fijan según el tipo de vivienda y los servicios que se utilizan. El pago podría ser con dinero o bien con tiempo. Si alguien se queda sin trabajo podría ofrecer su mano de obra al comedor social del edificio y así poder comer gratis todos los días.
Los ingresos se destinan al mantenimiento del edificio y al pago de los servicios. Cada inmueble contaría con un gestor encargado de asegurar el buen uso de los equipamientos y la coordinación de todas las actividades comunes.