Con unos sencillos gestos conseguirá reducir el consumo energético en su lugar de trabajo.
Ahorrar en electricidad es una de las formas más fáciles de aumentar la rentabilidad de su negocio: muchas veces, el costo asociado a los servicios dentro del lugar de trabajo es pasado por alto al momento de considerar los gastos mensuales de una oficina, escondido tras los números derivados de los salarios, los impuestos o el alquiler.
Sin embargo, el ahorro que puede derivar de ciertas prácticas de consumo eficiente puede significar un interesante porcentaje que no pasará desapercibido en el análisis de rentabilidad anual.
La conversión de un espacio de trabajo de habitual a uno de consumo eficiente no es un proceso fácil ni rápido, pero sí uno que vale la pena. Estos son algunos de los pasos a seguir para encaminarse hacia un futuro más energéticamente rentable:
INFÓRMESE
El primer paso para abaratar costos de electricidad, es informarse acerca de los tipos de tarifas que ofrece la compañía que suministra el servicio y ver cuál de todas es la más adecuada para reducir el gasto asociado, sin sacrificar confort ni funcionalidad en la oficina.
También, es útil informarse acerca de los incentivos de reducción de impuestos que algunos gobiernos otorgan a aquellos negocios que eligen un consumo eficiente, y ver qué requisitos hacen falta cumplir para ser elegible a los mismos.
REALICE UNA REVISIÓN DEL CONSUMO DE ELECTRICIDAD
Esta evaluación permitirá conocer los puntos fuertes a enfatizar y los débiles que debe cambiar, y marcará las pautas a seguir en el proceso de conversión.
Otro paso inicial importante es realizar una revisión del consumo y un mantenimiento adecuado de los artefactos eléctricos, para saber si están operando correctamente: un funcionamiento defectuoso puede traducirse en fugas energéticas o un consumo mayor del necesario. Para esta tarea contrate un electricista cualificado que pueda realizar la evaluación de modo profesional y seguro.
INVIERTA SABIAMENTE
A la hora de comprar equipamiento para la oficina tal como: monitores, computadoras, impresoras, fotocopiadoras, refrigeradores o aires acondicionados, lo ideal es elegir aquellos de mejor certificación energética.
Tal vez el costo inicial sea un poco mayor, pero se irá amortizando a lo largo de los años, traduciéndose en una reducción significativa de la factura de la luz y, por ende, un gran ahorro a largo plazo. Si tiene equipo que no funcione correctamente, o tenga más de 10 años, también sería interesante considerar la posibilidad de reemplazarlo por otro más eficiente a nivel energético.
IMPLIQUE A SUS EMPLEADOS
Con el auge del consumo responsable y la sustentabilidad, y la cantidad de información que los ampara, no debería resultar demasiado difícil convencer a sus empleados de la importancia de optimizar el uso de energía y establecer una cultura de consumo eficiente en la oficina.
Si bien las grandes modificaciones han de venir de la gerencia, existen ciertas prácticas al alcance de todos: desenchufar los pequeños artefactos que no se usan, como: cargadores de teléfonos móviles, cafeteras, ventiladores de pie, etc., cerrar puertas y ventanas cuando el aire acondicionado o la calefacción estén en funcionamiento, o apagar las luces de los ambientes que no están siendo utilizados.
Una práctica poco frecuente pero que puede significar un gran ahorro anual, es asignarles a sus empleados algunos días al mes, trabajar desde casa: aquellos trabajos que sean factibles de realizar a distancia o por internet, no necesariamente han de ser llevados a cabo en la oficina, y esos varios días al mes en que algunas computadoras y dispositivos extras están apagados por todo el día, se traducen en un enorme ahorro anual en la factura de la luz.
APAGUE Y DESENCHUFE
Aunque no se esté utilizando, cualquier artefacto encendido consume energía, por lo que es importante mantener apagados los aparatos que no se utilizan con asiduidad y configurar aquellos que lo permitan en modo de hibernación o reposo. Casi todas las computadoras actuales, presentan una opción de ahorro de energía que automáticamente activa el modo de reposo cuando no detecta movimiento de las teclas o el cursor. Además, todo artefacto enchufado a la corriente eléctrica consume energía, esté encendido o no. De manera que todos aquellos artefactos que se utilizan sólo un par de veces al día (la fotocopiadora, el microondas o la cafetera, por ejemplo), han de desenchufarse cuando no se utilicen, y todos los artefactos eléctricos (menos los que han de conservar alimentos, como el refrigerador) han de desenchufarse al finalizar la jornada laboral y especialmente durante el fin de semana. Este pequeño gesto puede traducirse en una diferencia considerable a su favor, en la próxima factura.
OTROS CONSEJOS FÁCILES
Algunas otras prácticas que puede convertir en hábito en su espacio laboral, constituyen pequeños gestos aparentemente insignificantes que, combinados, ejercen un poderoso efecto sobre el ahorro anual de energía eléctrica.
Cambiar las bombillas de luz que sean poco eficientes, por aquellas de menor consumo energético, pueden parecer poca cosa en el día a día, pero no lo parecerán al momento de pagar las cuentas mensuales.
Aislar correctamente puertas y ventanas, evitará fugas y mantendrá la temperatura más estable, optimizando el funcionamiento de los aparatos de calefacción o aire acondicionado.
Sacar el máximo provecho de la luz natural con ventanas y espejos, y encender la luz eléctrica sólo cuando sea realmente necesario, también supondrá un interesante ahorro, especialmente en las estaciones de primavera y verano, cuando las horas luz son más que las de la jornada laboral.
Otro factor importante que no suele tenerse en cuenta, es la limpieza: el polvo y las partículas que flotan en el ambiente, pueden depositarse sobre transistores eléctricos y crear una capa que no les permita ventilarse adecuadamente, aumentando el riesgo de mal funcionamiento y por ende de mayor consumo de energía.
Una limpieza a fondo periódica del espacio de trabajo, enfocándose principalmente en la acumulación de polvo, se traducirá en una mayor vida útil de los artefactos eléctricos.
En fin, cualquier práctica que pueda aplicar a nivel estructural, personal y colectivo dentro de la empresa, por más pequeña que sea, influirá positivamente -no sólo en el medio ambiente- sino también al momento de disminuir los gastos, y por ende aumentar la rentabilidad de su negocio. Así que ya sabe... ¡a implementar estos útiles consejos!