La adolescente sueca Greta Thunberg, inició en agosto del año pasado, una protesta solitaria, para exigir a los políticos acciones concretas contra el cambio climático.
La activista de 16 años, nominada al Nobel de la Paz, que lidera el movimiento #FridaysforFuture o ‘Juventud por el clima’, una iniciativa que tiene como objetivo exigir que los políticos actúen para frenar el calentamiento global, tiene como prioridad que los gobiernos se tomen en serio el cumplimiento del Acuerdo de París, el pacto vinculante firmado en diciembre de 2015 por 195 países que se comprometían a limitar el aumento de la temperatura media global a 1, 5 °C reduciendo, entre otros aspectos, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Mucho ha cambiado desde aquel 27 de agosto, en el que Thunberg comenzó a faltar a clase para manifestarse frente al Parlamento sueco, y emprender así, en soledad y de forma improvisada, su personal cruzada contra la crisis climática. Entre otros hitos destacan su charla para la famosa plataforma TED -que cuenta ya con casi un millón y medio de reproducciones- y la viralidad con la que fue recibido en redes su contundente discurso en el marco de la conferencia de la ONU sobre cambio climático celebrada en Katowice (Polonia).
Sin duda, para la joven sueca, uno de los momentos de mayor proyección internacional y máximo apogeo mediático, ocurrió el pasado viernes 15 de marzo. Ese día, su lucha fue secundada por millones de personas en todo el mundo, desde Estocolmo a Bangkok, en una huelga estudiantil que dejó más que claro, que la preocupación de las nuevas generaciones por el desafío climático y el deterioro del planeta, no entiende de fronteras, y debe ser abordada de manera tan transversal como urgente.
La adolescente tuvo ya un encuentro con el papa Francisco, habló ante el Parlamento Europeo, y se reunió con líderes de diferentes sectores políticos en el Parlamento británico en Londres.
Cada viernes, Greta Thunberg se salta de nuevo las clases para continuar con su protesta. La joven quiere que todos comprendamos que estamos ‘en una emergencia, en una crisis existencial’ y responde a los críticos de las huelgas señalando: ‘¿De qué sirve aprender si no vamos a tener un futuro?’
Puede que los focos se apaguen, que los titulares escaseen, pero ella vuelve silenciosa, sonriente, en compañía de las tres palabras que componen su austera pancarta Skolstrejk för Klimatet- Huelga escolar por el clima-.