Las nuevas tecnologías también se pueden aplicar al sector del reciclaje. Del mismo modo que hay marquesinas de autobús inteligentes o neveras inteligentes, que ofrecen muchos servicios aparte del más obvio y principal, ahora hay contenedores inteligentes. Lo malo es que, a veces, es el ser humano el que no tiene la suficiente inteligencia para usarlos.
El objetivo es mejorar las tasas de reciclado facilitando dicha labor a los ciudadanos e, incluso, motivar su uso (o penalizar a quien no recicle). Son contenedores con las últimas tecnologías que cuentan con sistemas que conocen a la persona que recicla y, cómo no, el tipo de residuo que arroja al contenedor, que dan dinero al reciclar, que avisan cuando están llenos y mandan un aviso a la empresa encargada de la gestión del contenedor, contenedores que compactan los residuos para que ocupen menos espacio, sistemas adaptados a personas con discapacidad o, los más modernos, con pantallas en las que ofrecen información. Recicla tus desechos y navega por internet.
En Holanda, país famoso por su respeto al medio ambiente y el uso masivo de la bicicleta, en una ciudad llamada Groningen, han ubicado unos contenedores muy especiales: sólo se abren si identifican al usuario. Un lector RFID (de radiofrecuencia) hace posible este servicio. El objetivo es doble: reducir los robos y conocer a los ciudadanos que no reciclan.
Cabe señalar que los habitantes de Groningen pagan impuestos según la cantidad de basuras originadas y recicladas, así que resulta más un control económico que ecológico. Los contenedores inteligentes llevan la cuenta e impiden el fraude. Además, cuentan con un sistema de clasificación de la basura y de cálculo del importe que cada vecino debe pagar al ayuntamiento.
En el municipio de Lazkao, en Guipúzcoa, España, se instaló un contenedor para compostar la materia orgánica. Algunos vecinos fueron elegidos para probar el funcionamiento del contenedor, recibiendo una tarjeta personalizada. Se trataba, al igual que en Groningen, de premiar a los ciudadanos responsables que reciclan y subir los impuestos a los que no lo hacen.
Los métodos de pago por residuo, como el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), se impulsan en varios países. Se puede ofrecer dinero o premios. Hay varios sistemas de este tipo, como RecycleBank, bottle bills, Envirobank, Gazelle, YouRenew o BuyMyTronics.
En concreto, el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno, está implantado en Alemania y otros países europeos, mientras que, en España, muchas organizaciones y ciudadanos piden que se comience a usar. Los envases contienen la información necesaria para que las personas puedan devolverlos a los contenedores. Éstos validan los desechos y después reembolsan al consumidor (por ejemplo, 25 céntavos, que es valor que había pagado como depósito).
Si los ciudadanos no separan de modo correcto los residuos, el sistema de recuperación y reciclaje se vuelven ineficientes. Esto ocurre, especialmente, en el reciclaje de aceite doméstico.
En este sentido, las empresas Biouniversal y Telefónica han creado unos contenedores inteligentes que tienen una tecnología llamada M2M (máquina a máquina). El contenedor da información a los responsables de la gestión sobre la cantidad depositada y los incidentes. Los operarios pasan a recoger el residuo cuando es necesario.
Otros contenedores compactan la basura para permitir guardar más residuos. Hay varios de estos sistemas en todo el mundo.
En Sant Cugat del Vallés, Barcelona, la empresa estadounidense BigBelly Solar instaló contenedores que realizan esta acción con la ayuda de la energía solar. Por su parte, la empresa gallega Formato Verde/TNL, ponía en marcha en Abu Dabi contenedores inteligentes subterráneos que compactan la basura, informan de su estado a través de una conexión wifi e identifican a sus usuarios.
Hay contenedores (por ejemplo, en Barcelona) que están adaptados a personas con discapacidad visual y motora. Tienen una altura menor, mayor ergonomía, facilidad de apertura y cierre más accesible, colores visibles e información en pictogramas y lenguaje braille. Otras ciudades, como Santander o Móstoles (en Madrid), también han optado por este tipo de contenedores.
En Londres se pueden usar contenedores fabricados a prueba de bombas y con pantallas LCD en las que se pueden ver las últimas noticias o la información del tráfico. Nueva York, Tokio o Singapur cuentan con contenedores de este tipo.
En Estados Unidos millones de personas están desechando sus teléfonos y actualizandose al nuevo iPhone 5. Cerca de 150 EcoATMs están en operación en al menos 10 estados de EE.UU., y la compañía de Mark Bowles en San Diego esta instalando aproximadamente dos o tres por día.
Usando cámaras, inteligencia artificial y algoritmos patentados, los quioscos de cinco metros de altura reconocen 4.000 móviles, reproductores de MP3 y tabletas con el 97,5% de precisión. Evalúan daños físicos y eléctricos y proponen una oferta en efectivo. La tasa promedio de un iPhone ligeramente dañado 4 o 4S es de $ 175 dolares, un Samsung Galaxy S destartalado generalmente obtiene alrededor de $60.
Los ingresos de EcoATM, provienen de la venta de los productos electrónicos reciclados para restauradores, quienes los revenden principalmente a las compañías de seguros y garantía.