Este proyecto único situado bajo tierra, reinterpreta lo que fue el primer espacio de vida del ser humano, de forma contemporánea.
De una superficie de 70 metros cuadrados, la ‘Cueva Fotocatalítica’ concebida por el equipo de ‘Amezcua’, se localiza en la parte alta de una loma, al poniente de la Ciudad de México, en donde es común encontrar cuevas creadas varias décadas atrás, cuando se extraía arena para la construcción. Arriba de este espacio subterráneo, se ubica una casa diseñada hace medio siglo, por el arquitecto Manuel Rocha Díaz, con participación del escultor Ernesto Paulsen.
Una escalera con 12 metros de desnivel, lleva a la entrada de la ‘Cueva Fotocatalítica’, que consistió en transformar este gran hueco natural, en un lugar donde disfrutar con los amigos o pasar tiempo a solas. La ‘Cueva Fotocatalítica’, consiste en un espacio lúdico con usos múltiples ubicado bajo tierra, en el cual destaca el diseño único adecuado a la morfología del espacio, con la utilización de materiales ‘ad hoc’ para la purificación de aire, eliminación de bacterias y la reducción de humedad, entre ellos, KRION®, un polímero patentado por ‘Porcelanosa’. Este es el primer proyecto residencial en México, en el que este material es utilizado.
Tres etapas preliminares fueron necesarias para concebir este proyecto, que cuenta con cuatro galerías expuestas, y una aislada: asegurar el lugar estructuralmente, tallar los techos creando cúpulas, y reducir la humedad. La galería de acceso reúne la cocina, la barra y parte del clóset. La segunda galería consta de más clóset, así como de un espacio de exhibición, una sala y un área de televisión. La tercera aloja la cava y un área de fumar. La cuarta, cuenta con el comedor y el acceso a un mirador. La última, separada del resto, alberga los sanitarios y su antesala.
Piezas retro iluminadas, que juegan con los reflejos, un mueble/clóset de guardado y exhibición fabricado en madera negra, con placas de cobre y espejo entintado, un lavabo de concreto, adicionado de marmolina colado, con una cimbra especial del artista Rodolfo Díaz Cervantes, de ‘Taller Tornel’, y piezas de distintos tamaños de madera sólida, que sirven como mesas de apoyos o bancos móviles, son algunos de los elementos que caracterizan este espacio poco común.
Reinventar la cueva -una cavidad natural que fue el primer espacio de vida del ser humano- gracias al uso de tecnologías y diseño de alto nivel, fue el objetivo de este proyecto sorprendente.