Estilo arquitectónico que se caracteriza por la fragmentación, el proceso de diseño no lineal, la manipulación de la superficie de las estructuras y una geometría no euclidea.
El deconstructivismo, es una corriente arquitectónica que se consolidó a finales del siglo XX. En 1988, el arquitecto estadounidense Philip Johnson (1906-2005), Director del Departamento de Arquitectura, de el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), organiza la exposición Deconstructivist Architecture; donde se exhibieron obras de Frank Gehry, Daniel Libeskind, Rem Koolhaas, Peter Eisenman, Zaha Hadid, Coop Himmelbau y Bernard Tschumi.
La obra arquitectónica expuesta, se caracterizaba por ser fragmentada, despreciando al ángulo recto, y a las normas geométricas más ortodoxas. Sin embargo, después de esta exposición, varios de los arquitectos participantes han buscado desasociar su obra, con el término por la tergiversación que ha sufrido, ya que, contrario al Movimiento Moderno, pareciera que toma como estandarte el lema: ‘la función sigue a la forma’, y sea concebido como una simple y caprichosa expresión formal.
Usualmente, el deconstructivismo supone un proceso de diseño no lineal, que se apoya en la manipulación de formas no euclidianas, y en la distorsión/dislocación de la estructura y envolventes, mostrando su deseo de desensamblar la arquitectura de los elementos que la componen. La apariencia visual final de los edificios de la escuela deconstructivista, supone un caos ordenado e impredecible que resulta estimulante.
El deconstructivismo busca redimir a la arquitectura de los estigmas del movimiento moderno. Promueve el total desapego a las formas puras, buscando de esta manera, soluciones formales ingeniosas y sumamente expresivas; se vale de la geometría proyectiva y topológica para distorsionar los principios elementales de la arquitectura: forma, función y estructura.
Este estilo arquitectónico busca evidenciar los avances tecnológicos de la actualidad, utilizando materiales novedosos para revestir edificaciones, y así, asemejar ‘la sofisticación del hombre’. No hay cabida para la ‘verdad’ de los materiales, el lenguaje de la arquitectura, ahora es más complejo.