Cuando hacemos un regalo, debemos de tener en cuenta qué tan importante es cuidar la elección del detalle en sí como su presentación, ya que su aspecto exterior nos impactará y agradará a la vista, y en cierto modo nos hará sentir especiales puesto que si resulta atractivo pensaremos que han pensado en sorprendernos a conciencia, sin dejar nada al descuido.

Al envolver o preparar los paquetes de navidad, debemos pensar que no sólo vestimos los regalos, sino que con ellos vamos a decorar las zonas o estancias donde decidamos colocarlos, por lo que ya tenemos dos motivos importantes por los que esmerarnos en ésta tarea y convertirlo en un juego mientras disfrutamos realizando su diseño, para sorprender a los que queremos y para decorar nuestro hogar.

Cada vez se experimenta más en este tipo de arte, pudiendo encontrar novedosas y originales propuestas que invitan a utilizar variados accesorios decorativos, tales como cintas, etiquetas o adornos que van más allá del empaquetado tradicional, de forma que se embellecen los paquetes y están de acuerdo a la ocasión, de fiesta y celebración. Los amantes del washi tape realizan creaciones realmente sugerentes, las cuales da hasta pena romper a la hora descubrir el regalo. Se realizan incluso talleres donde aprender a empaquetar los regalos con gusto y estilo.

Podemos encontrar vistosos papeles de regalo, de diferentes  materiales y calidades, lisos, estampados, temáticos, con textos, en relieve, rugosos, así como lazos y cintas delicadas que pongan el broche final y den juego a la hora de diseñar el paquete perfecto según el tamaño o peso del presente. También podemos hacer uso de coquetas bolsas y sobres decorados, dependiendo nuestra elección en cuanto al formato. Una combinación acertada no supone ni un gasto excesivo ni un trabajo complejo, solo hace falta ponerle ganas y seguir una serie de pasos para lograr un diseño de lo más atractivo.

Si se van a colocar todos los regalos juntos de los diferentes miembros de la familia, es aconsejable que su diseño guarde cierta uniformidad en las tonalidades entre ellos, pudiendo ser idénticos para todos o personalizando los mismos en función de la persona para la que estén dirigidos, adquiriendo un estilo propio, pero al mismo tiempo que esté en equilibrio con el resto de la decoración navideña de la casa, provocando que se integren en la composición.

Lo más tradicional es situar los regalos al pie del árbol o al lado de los zapatos de cada persona, pero se pueden colocar en diferentes lugares. Usando la imaginación se nos pueden ocurrir ideas divertidas y menos convencionales, como pueden ser de forma dispersa en distintas estancias de la casa, o bien agrupadas en una silla, o sobre una mesa, y todo esto aderezado de discretos adornos navideños con los que lograr una imagen como si de un escaparate se tratase.

Quizá estos tiempos de crisis nos ayudan a disfrutar más de las pequeñas cosas y cuidemos más estos detalles que nos pueden hacer más especial los regalos navideños, sea cual sea su valor económico pero potenciando el emocional.