Hay cientos de formas de otorgarle un estilo personal y propio a los ambientes de la casa, uno de ellos es decorar con paredes de ladrillo.

Al momento de decorar una pared, existe otra opción además de la pintura, papeles pintados y vinilos decorativos, que en muchos casos puede resultar sumamente interesante: las paredes de ladrillo.

Es una de las técnicas decorativas que está muy de moda actualmente, puedes decorar el dormitorio, salón, cocina, etc. Y es que esta técnica decorativa ofrece un ambiente muy original, poco visto, actual, rústico, chic y combina perfectamente con un estilo decorativo muy potente, el estilo industrial. Y si estás decorando tu casa, este diseño incorpora un cambio total a la pared de una habitación, otorgándole aire y frescura.

Además, lo bueno del ladrillo es que puede aportar calidez en invierno y frescura en verano, algo paradójico pero real.

El éxito de las paredes de ladrillos es tal, que últimamente hay quien no duda en pintarlas de blanco, de gris e incluso de negro para adaptarlas al ambiente general de la casa.

El ladrillo se puede emplear en zonas humedas de interior, existen pinturas impermeabilizantes que lo protegerán. En todo caso no es aconsejable cubrir grandes paños con este método, ya que impediremos la traspiración de la pared.

Si vives en una casa antigua y las paredes son de muros de carga, puede ser una muy buena opción dejar visto parte de los muros. No sólo darás un toque diferente a tu casa, sino que mostrarás su verdadera esencia.

En todo caso las paredes de ladrillo tienen una serie de condicionantes que se deben tener muy en cuenta a la hora de elegir este material para los revestimientos de interiores. Sobre todo, a su mantenimiento, su porosidad, a la posibilidad de provocar condensaciones y humedades, y a su textura.

Haz que sea lo más natural posible: El ladrillo es mejor modificarlo lo mínimo posible, así se puede lograr un aspecto natural que siempre se agradece. En muchos lugares son visibles porque se ha querido conservar la tradición de barrios en los que el ladrillo se muestra tal y como fue creado.

Ladrillos en diferentes formas: Los ladrillos no tienen que ser todos rectangulares y uniformes, también se puede jugar con ladrillos de distintos tallos para buscar un efecto más informal. Hay empresas que se encargan de facilitarlos de forma irregular para que no todo se vea igual. Además, también existen varios tipos de texturas, unas más rugosas que otras. Luego sólo tendrás que colocarlos al azar.

Mantén la textura y disfraza el color: Afortunadamente, las posibles imperfecciones que pueda tener el ladrillo se pueden disimular con una capa de pintura. Es una forma muy económica de remodelarlo y te permitirá gozar de mayor personalización.

Ladrillos como telón de fondo: Para lograr un aspecto limpio y sofisticado puedes optar por los ladrillos como parte del espectáculo. Mezclados con esculturas y cuadros se puede lograr un acabado muy llamativo. Existen distintos tipos de ladrillos que se adaptan a cada estilo.