El porche es un elemento estructural muy habitual en las viviendas de clima cálido, y es distinto que las pérgolas, que son espacios únicamente para crear sombra.
Disponer de un porche es un auténtico privilegio que te permite disfrutar de la vida al aire libre. Este espacio de entrada a la casa es un magnífico lugar tanto para el relax y la desconexión como para las reuniones con la familia o los amigos.
Además de tener una importancia capital en lo que se refiere a la arquitectura de la vivienda y a su atmósfera decorativa, es un lugar que permite estar al aire libre y disfrutar de la naturaleza. En este sentido su decoración es básica.
Debe ser un lugar con mucho encanto. Una de las mejores formas de dar vida a tu porche es hacer de él un espacio lo más verde posible. Saber qué tipo de plantas y cómo distribuirlas dependerá, sobre todo, de las características del lugar: la orientación, la luz, la temperatura, la protección al viento, las dimensiones, etc.
Es importante que el porche proporcione sombra, sobre todo, en las horas centrales del día en los meses calurosos del año. Unos toldos articulados, cortinas correderas o toldos vela te pueden ser de gran utilidad.
Con la iluminación puedes crear muchos ambientes. Unas velas en el suelo o unas luminarias en la piscina quedarán perfectas igual que unos farolillos por el perímetro. Elige puntos estratégicos para que la luz llegue de manera indirecta y también puedes colocar una gran lámpara encima de la mesa de comer. No te olvides de los textiles que como siempre tienen mucha relevancia a la hora de crear ambientes confortables y llenos de color.
Los tipos de materiales para los muebles puede ser de madera, hierro, aluminio o forja. Los muebles de madera como la teca, la burinba, el iroco y demás maderas exóticas, resisten bien los efectos del agua y del sol, por lo que exigen pocos cuidados.
Y por último los muebles de hierro, aluminio y forja, aunque son resistentes y duraderos, y apenas les afectan las inclemencias del tiempo, pueden sufrir los efectos de la lluvia en forma de óxido. Para evitar que esto ocurra, hay que aplicar a los muebles una capa de pintura o barniz antioxidante cada 2 o 3 años en función del clima.