El maestro juguetero Herman Fisher, imaginó un mundo en el que los juguetes cobraban importancia en el desarrollo y educación del niño.
En 1930, Herman Fisher que pensó que el mundo necesitaba mejores juguetes. Juguetes que atrajeran la imaginación, que hicieran algo nuevo, sorprendente y divertido. Fue un concepto insólito e innovador en la época. Así que unió sus fuerzas con Irving Price y Helen Schelle (cuyo nombre no apareció en el logo).
La primera fábrica de Fisher-Price se fundó el 1° de octubre de 1930, y han seguido fieles a su filosofía: crear juguetes que despierten en el niño nuevas sensaciones y le impulsen a probar nuevos retos, incorporando los últimos avances tecnológicos, tendencias y estudios educativos. Y, sobre todo, teniendo en cuenta que, en la creación de cada juguete, los niños son los protagonistas. La sede de Fisher-Price está establecida en East Aurora, Nueva York, en donde se fundó. Es una pequeña villa histórica a 20 minutos al sureste de Búfalo, una comunidad unida con casas encantadoras, colinas hermosas, buenas escuelas y vecinos amigables y trabajadores.
A pesar de la difícil situación económica que se estaba viviendo entonces y lo que esto representaba para una empresa que recién se estaba poniendo en marcha, la fuerte cohesión que había entre los fundadores y lo atractivo de los primeros lotes fabricados, hicieron que el interés de la gente hacia los juguetes empezara a crecer, especialmente con la introducción de Snoppy Sniffer, un pequeño perro de aspecto realista que caminaba y movía la cola al mismo tiempo que los niños lo jalaban de su collar.
La era del plástico
El plástico fue uno de los hallazgos más importantes en la historia de la compañía. Gracias a la coyuntura que había dado lugar la posguerra, Fisher-Price pudo darse cuenta del potencial que había detrás del material. Además de permitirle a la marca crear juguetes con mayor colorido y durabilidad, la versatilidad que tenía el plástico, le permitió dar vida a nuevos conceptos que al igual que habían hecho ya los juguetes de madera en las pasadas décadas, estos empezarían prontamente a dejar huella, y a marcar una nueva época para la marca.
Herman Fisher tenía otro sueño: abrir un centro de juego en el seno de la compañía, que permitiera a los diseñadores de juguetes de su empresa a mantener un contacto estrecho, directo y constante con los niños. Para lograr esto y una mayor eficiencia en sus productos, crea el Play Laboratory, un espacio de ocio en el que unos niños, previamente seleccionados, juegan con los futuros proyectos que aún no han sido sacados al mercado, mientras que los expertos de la empresa evalúan las diferentes reacciones de los infantes, para modificar dichos juguetes y hacerlos más atractivos a la vez que más educativos.
Al día de hoy, después de 70 años, los niños siguen teniendo la última palabra para certificar que un juguete ofrece calidad y acción. Desde que el juguete surge como idea, hasta que se pone a la venta, pasa por un proceso creativo que dura 18 meses aproximadamente.
Adquisición de la empresa por parte de Mattel
En el año de 1993, los accionistas de Fisher-Price y Mattel unen sus fuerzas. De esta manera a través de la fuerte red de filiales que tenía Mattel en Europa, América Latina y Asia, las operaciones de Fisher-Price comenzarían a expandirse y al mismo tiempo supondrían un crecimiento notable para la empresa en mercados fuera de los Estados Unidos.
Algo que también se ha sumado al éxito de la marca en la actualidad, son las líneas de productos que bajo licencia se producen y comercializan. Estas incluyen personajes famosos y atractivos para los niños como los de Plaza Sésamo, Winnie Pooh, Barney, entre otros.
Cada juguete Fisher-Price, tiene un valor intrínseco de ingenio, resistencia y calidad. Cada producto es probado por los niños y apoyado por las opiniones de los padres antes de salir del mercado.