En agosto de 2013, la Asamblea General de la ONU, decidió proclamar el 6 de abril como el ‘Día Internacional del Deporte’, para el Desarrollo y la Paz.
La fecha conmemora la inauguración en 1896, de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en Atenas, Grecia.
El deporte y el juego son derechos humanos que deben ser respetados y aplicados en todo el mundo; el derecho al acceso y a la participación en los deportes, se ha reconocido en numerosas convenciones internacionales. La UNESCO en 1978, reconoció el deporte y la educación física, como un ‘derecho fundamental para todo el mundo’. A pesar de todo, a día de hoy, este derecho es todavía ignorado o no se respeta.
El deporte sirve para estrechar lazos sociales y para promover valores como: la paz, la fraternidad, la solidaridad, no violencia, tolerancia y justicia. El deporte como lenguaje universal puede servir para promover la paz, la tolerancia y la comprensión más allá de fronteras, culturas y religiones. Todo el mundo entiende los valores intrínsecos del deporte, como: el trabajo en equipo, la equidad, la disciplina, el respeto por el oponente y las reglas del juego; valores que pueden llevar a la consecución de la solidaridad, la cohesión social y la coexistencia pacífica.
Los programas deportivos permiten el encuentro en territorios neutrales y en un ambiente donde la agresión puede controlarse y transformarse, con lo que se facilita el acercamiento y la reconciliación entre las partes contrarias. A pesar de que el deporte no puede por sí mismo resolver conflictos; puede, sin embargo, ser un medio efectivo y rentable para aliviar o facilitar la vuelta a la normalidad tras los conflictos y en las fases de construcción de la paz, así como para la prevención de conflictos.
El deporte y la cultura física deben de ser vistas como una política pública transversal con la salud, educación, bienestar social, economía y seguridad pública, los países que cuentan con los índices de mayor éxito escolar tienen a la educación física y el deporte, como disciplinas incorporadas en igualdad de circunstancias que el resto de las asignaturas, estas actividades son estrategia clave en contra de los riesgos en salud pública, ya que el sedentarismo y la obesidad han generado que nuestro país tenga una epidemia de diabetes con la mayor tasa de morbilidad y mortalidad a nivel internacional.
Adicionalmente, el deporte es un instrumento de inclusión social donde prevalece el desarrollo de oportunidades, y es fomento de la equidad de género, que implementa valores colectivos como es el respeto, el trabajo en equipo, la disciplina, constancia y esfuerzo.