Naturaleza para el agua, es el tema del Día Mundial del Agua año 2018, descubre cómo podemos usar la naturaleza para superar los desafíos del agua del siglo XXI.
El agua es un bien preciado que cada vez está más limitado. Cada año el daño ambiental y el cambio climático afectan las diferentes reservas de agua a nivel mundial. De igual forma, el hombre no ha entendido la importancia de cuidar el medio ambiente, situación que genera el deterioro de la atmósfera y sus represarías ante las sociedades (desastres naturales y sequías).
Por esta razón, es que el 22 de marzo, cuando se celebrará el Día Mundial del Agua 2018, se hará con el lema la ‘Naturaleza para el agua’, como una forma de tratar posibles soluciones basadas en la naturaleza para hacer frente a los desafíos del agua en el siglo XXI.
Uno de los retos de este año es abogar por volver a equilibrar el ciclo del agua a través de la plantación de nuevos bosques y la restauración de los humedales, con lo que se mejorará la salud y medios de subsistencia de los seres humanos.
Estas posibles soluciones basadas en la misma naturaleza tienen la capacidad de solucionar los principales desafíos sociales como el cambio climático, la seguridad hídrica, salud humana, seguridad alimenticia, desarrollo socioeconómico y la prevención de desastres naturales.
En este sentido, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza define dichas soluciones como acciones para proteger, gestionar de forma sostenible y restaurar ecosistemas naturales o modificados, que abordan los desafíos sociales de manera efectiva y adaptativa, brindando al mismo tiempo bienestar humano y beneficios a la biodiversidad.
En la actualidad más de 663 millones de personas viven sin suministro de agua potable cerca de casa, lo que les obliga a pasar horas haciendo cola, o trasladándose a fuentes lejanas, así como a hacer frente a problemas de salud debido al consumo de agua contaminada.
Datos destacados
Mundialmente, más del 80% de las aguas residuales que se generan, vuelve a los ecosistemas sin ser tratada ni reciclada.
1800 millones de personas usan una fuente de agua contaminada por material fecal, poniéndolas en riesgo de contraer el cólera, la disentería, el tifus o la polio. El agua no potable, y unas pobres infraestructuras sanitarias, así como la falta de higiene, causa alrededor de 842 000 muertes al año.