Este aumenta casi tres veces el valor de algunos productos para las mujeres, en comparación con los artículos para hombres, de acuerdo con estimaciones.
Desde que nacemos, se generan estereotipos de género: rosa para las niñas y azul para los niños. Esta clasificación le ha salido caro a las mujeres. ¿Por qué? En diversas categorías, como: ropa, higiene y cuidado personal e incluso salud, los productos dirigidos al mercado femenino suelen ser mucho más costosos, en comparación con los artículos para hombres. Un fenómeno conocido como el ‘impuesto rosa’ (pink tax). Son varias las categorías en las que se ofertan artículos en este tono y su precio es más elevado: ropa, cuidado personal e higiene; son las principales. Expertos consideran que se debe a que las marcas invierten más en la presentación de sus productos, empaque, diseño y publicidad; por el hecho de ir dirigidos a la mujer.
En contraste, de acuerdo con cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), asegura que las mujeres ganan 23% menos que los hombres, y gastan más en la adquisición de algunos artículos de primera necesidad.
Al igual que en México, el escenario es similar en otras partes del mundo. El estudio de precios de género del New York City Department of Consumer Affairs (Departamento de asuntos del consumidor) que abarca categorías como: juguetes, ropa, cuidado personal y cuidado de la salud en el hogar, arroja que la mayor parte del tiempo, en un 42% de las veces, las mujeres pagan más que los hombres por los mismos artículos, en tiendas de esa ciudad.
El análisis comparó alrededor de 800 artículos con versiones para hombres y mujeres, de más de 90 marcas, en dos docenas de minoristas de Nueva York; tanto en línea, como en tiendas físicas. Por ejemplo, en productos de cuidado personal, donde el departamento analizó siete categorías, el mercado femenino paga en promedio 13% más, aunque hay artículos como el shampoo y acondicionador (cuidado del cabello) que tiene un precio 48% mayor.
La Procuraduría de Defensa del Consumidor, recomienda que, ante una práctica de sobreprecio por cuestión de género, tiene la herramienta más importante como consumidor, que es ejercer un consumo inteligente a través de sus decisiones conscientes de consumo, por ello identifique lo que realmente necesita, infórmese, compare y exija.