Un cubrecolchón es el elemento perfecto de protección y confort; ya que protege el colchón y a la vez te proporciona un apoyo extra más confortable.
Disfrutar cada noche de un buen equipo de descanso, supone un elemento imprescindible para dormir y además cuidar la salud de tu espalda. Los elementos fundamentales que deben componer éste equipo son: la almohada, la base y el principal: el colchón. Éste necesita el mejor de los cuidados para que nos aporte su mejor rendimiento y llegados a este punto, el complemento perfecto lo puedes encontrar adquiriendo es un buen cubre colchón.
Los cubrecolchones son una buena manera de mejorar la durabilidad y el rendimiento de tu colchón. Algunos se ajustan sobre todo el colchón; otros sólo cubren la parte superior del colchón y usan correas en las esquinas para permanecer en su lugar. Los cubrecolchones vienen en diferentes tipos y sirven para diferentes funciones según el diseño.
Muchas personas compran cubrecolchones para proporcionar comodidad y apoyo adicional, a veces para una noche de descanso de lujo y, a veces por razones médicas. Son generalmente gruesos y pueden incluso parecerse a un mini-colchón enrollado en la parte superior del colchón real.
Hay muchos estilos diferentes, más suaves o rugosos, o más finos y más gruesos. Asimismo, también se pueden utilizar distintos tipos de materiales: lana, seda, algodón, etc. Dependiendo del resto de la ropa de la cama, será más conveniente poner una u otra.
Algunos cubrecolchones están diseñados para proteger el colchón de los fluidos o incluso, de aceite o comida, por eso, para estos casos es muy recomendable poner un cubrecolchón impermeable, gracias a que está fabricado con una capa de poliuterano.
Existen modalidades de cubrecolchones que aparte de no dejar traspasar el agua al colchón dejan transpirar a la tela. De esta manera, tu niño, o incluso, tú mismo no sentirás tanto calor y su piel podrá transpirar ante sudores, y además, no causará posibles alergias.