El Reino de Bután es una nación sin litoral en las montañas del Himalaya, insertada entre la India y China en el Asia meridional. Bután es una de las más aisladas y menos desarrolladas naciones en el mundo. No obstante, los datos sugieren que el país es también uno de los más felices. Influencias extranjeras y el turismo, están fuertemente regulados por el gobierno para preservar la cultura tradicional del país y la identidad nacional. El paisaje abarca desde las llanuras subtropicales en el sur, a las alturas del Himalaya en el norte, con algunos picos que superan los siete mil metros. Y es en este Reino donde se encuentra el Monasterio Taktshang o Nido del Tigre.
Lo que ha hecho mundialmente famoso al Nido del Tigre, es su escenografía y emplazamiento, ya que se encuentra apretado en una pequeña repisa de un acantilado de 700 metros, cortado a pico. Como un trapecista sin vértigo que se burla del abismo.
El templo, que comenzó a construirse en 1692, honra la memoria del gurú indio Padmasmabhava, que introdujo el budismo en Bután. Cuenta la leyenda que en el siglo VIII, llegó a esta montaña desde Khenpajong en lomos de una tigresa, y le impresionó tanto el lugar que estuvo meditando en él durante tres años, tres meses, tres semanas, tres días y tres horas.
El Monasterio del Nido del Tigre en Bután, presume de ser uno de los templos más bonitos y espectaculares de Asia. Y puede que también del mundo entero. El monasterio está construido a unos 3.000 metros de altura, en el valle sagrado de Paro. Se trata de un lugar sagrado donde budistas del Himalaya vienen a meditar en busca de paz y descanso.
Su acceso es todo un reto para los viajeros, ya que solamente es posible acceder a este templo a pie o a caballo. Para subir hay que caminar unas dos horas y media en ascenso continuo, primero por un bosque de coníferas y luego, el tramo final por una senda pegada al acantilado por la que daba miedo ir hasta que se arregló con escalones y se colocó una baranda. A mitad de camino hay un restaurante llamado Taktshang Cafetería, con una terraza panorámica con vistas al Nido del Tigre en la que se puede parar a coger fuerzas y tomar un té, y donde a la bajada se puede contemplar el monasterio y el valle.
El monasterio se divide en cuatro templos principales, que parecen surgir de la montaña y se conectan por escaleras de piedra directamente esculpidas en la roca. Todos ofrecen una perspectiva diferente del valle. También hay cuatro cuevas, con fácil acceso, que merecen una visita. Destaca Tholu Phuk, la gruta donde dicen que Padmasambhava entró montado en la tigresa y en la que decidió quedarse a vivir.
El Nido del Tigre, así mismo, es uno de los iconos más famosos de Bután. Además de vivir el esplendor de las vistas y su naturaleza, también se puede acudir a diversas celebraciones y fiestas como el festival Tsechu, en donde se realizan procesiones de los santos y se crean bailes tradicionales para la honra de los mismos con trajes elaborados de forma artesanal y máscaras así como adornos para la cabeza y el cabello creados en color oro enérgico.
Taktshang es un símbolo cultural para Bután. Tras sufrir un incendio en 1998, en el que se perdieron valiosas pinturas y esculturas, los trabajos de restauración nos lo han devuelto en todo su esplendor. Este templo es la visita estrella en Bután.