Es frecuente oír frases como “siempre que invierto en bolsa pierdo”, “la bolsa es para ricos” o “en bolsa solo ganan los más poderosos”, el motivo principal es que los pequeños inversores cometen alguno de estos errores…
Son muchos y de toda índole, y siempre inciden en la rentabilidad de los ahorros: desde invertir en empresas de las que no se tiene el suficiente conocimiento, hasta inclinarse por valores en contra de su tendencia, sin pasar por alto que una falta de información sobre los mercados bursátiles puede producir efectos demoledores para el pequeño inversor, en forma de minusvalías.
• Falta de formación: Hay una máxima en bolsa: “no invertir en lo que no se conoce”, pues en muchos casos, desgraciadamente, las personas que se lanzan al mercado bursátil lo hacen sin conocer aspectos tan fundamentales sobre la operativa.
• Ir a contracorriente de los mercados: es ilusorio pensar que en un proceso bajista las acciones puedan subir rápido. Hay que ir con el mercado, y si este es bajista, lo más recomendable es esperar a mejor ocasión.
• Estar invertido todo el año: muchos ahorradores cometen el equívoco de realizar operaciones durante todo el año. Grave error, pues solo hay que tomar posiciones cuando su aspecto técnico así lo indique. Mantenerse en liquidez u optar por productos de renta fija son otras alternativas de las que disponen los usuarios para mejorar sus márgenes de rentabilidad en un momento dado.
• No hacer un seguimiento de las inversiones: Es muy común comprar una cartera con la única estrategia de “cobrar dividendos y si baja ya subirá”, pues hay ocasiones en los que nunca se recupera (el error se multiplica si se compra más para rebajar precio), y en el caso de hacerlo puede pasar tanto tiempo que se pierdan otras oportunidades de inversión. Con un seguimiento periódico básico, en función del horizonte temporal, se pueden evitar, al menos, grandes crashes bursátiles que tiren por tierra el valor de los ahorros.
• No dejarse asesorar por un experto: Antes de tomar una decisión, es recomendable que un agente bursátil canalice la inversión o, por lo menos, que la supervise. Seguro que tendrán más conocimientos de lo que está sucediendo en los mercados, ya que son profesionales que están para asesorar a sus clientes.
• No se pierde hasta que se vende: Hay quien se resiste a vender acciones que están en pérdidas, sin tomar conciencia que reinvirtiendo el líquido resultante en otro activo con mejores perspectivas se puede recuperar antes el capital inicial; además, fiscalmente hablando puede resultar beneficioso.
• Adquirir valores especulativos: Si bien pueden proporcionar grandes ganancias, no es menos importante saber que las pérdidas que puedan generar son también espectaculares y, en algunos casos, de forma irreversible, como ha sucedido en los últimos años con una serie de valores pertenecientes a esta categoría.
• Aceptar todas las recomendaciones: Los medios de comunicación, tanto en papel como digitales, inundan a los ahorradores con numerosos consejos de inversión. Unos cumplen las expectativas, pero otros no. Esta fuente para invertir en Bolsa debe tomarse con mucha precaución, debido a los intereses que pueden tener algunos de los analistas que proporcionan esta información.
• No tener paciencia para invertir: El pequeño y mediano inversor debe guiarse por la prudencia y la paciencia en sus actuaciones en la renta variable. De no ser así, tendrá más papeletas para que su apuesta bursátil no salga tan bien como esperaba. Es mejor esperar que realizar una mala operación.