La higiene bucal es esencial en el cuidado personal, hay una variedad muy amplia de cepillos dentales, dentífricos, hilo y enjuagues para esto. En todo caso el aseo de esta parte del cuerpo es prioritaria, puesto que puede desarrollar distintos tipos de padecimientos.
Según estudios hechos en función de la salud bucal en México, se ha determinado que 9 de cada 10 mexicanos presenta caries o algún padecimiento en las encías, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social. Por lo que enfocarse en la prevención y los métodos correctos de limpieza bucal.
El uso de un cepillo adecuado, dentífrico, enjuague e hilo dental, puede ser complementado con un irrigador bucal. Este tiene como función presurizar agua y lanzarla entre los dientes para retirar restos de comida, que el cepillo o el hilo no pueden lograr. Antes de utilizarlo, es preciso tener un cepillado en dientes, mejillas y lengua de manera habitual, para luego elegir y colocar un cabezal que sea el adecuado para apuntar el irrigador entre los dientes y a lo largo de la línea de las encías.
Aunque pueda sonar muy exigente, este procedimiento solo requiere de 60 segundos, sin embargo, esto no sustituye el uso de hilo dental ni el cepillado de ninguna forma.
La ventaja de un irrigador bucal, es que no solo ayuda a prevenir enfermedades dentales, también resulta un instrumento ideal para mantener una sonrisa sana y limpia. Este recurso es un gran aliado, para algunas personas que están llevando tratamientos de ortodoncia, prótesis dentales y trabajos como coronas, puentes y carillas.
Los irrigadores bucales representan beneficios importantes para la salud bucal, siendo un 50% más eficaces que el hilo dental, el aire presurizado y los cepillos interdentales y eliminando casi en su totalidad la placa dental.
Por otra parte, podemos considerar que el mal uso de este instrumento puede provocar retracción en encías o abrasión en el diente, como lo puede provocar el mal uso de un cepillo dental. El irrigador con un uso inadecuado puede provocar lesiones en la encía, como por ejemplo, a una mala orientación del chorro de agua o a una presión superior a la que soporta este tejido de la boca.
Por lo que este recurso tiene que ser usado por recomendación de su dentista y será él quien le explique su uso de forma correcta para hacerlo sin provocarle una lesión.