Una elección inadecuada, prematura o impuesta al pequeño, puede acabar rápidamente con su ‘espíritu deportivo’.
Partiendo de la base que el deporte es bueno para la salud, luego se abre una encrucijada de caminos que no resulta fácil decidir hacia dónde ir.
Este es el dilema al cual suelen enfrentarse los padres para escoger el deporte para sus hijos, en especial en una época en la que cada vez más los niños prefieren actividades sedentarias con dispositivos electrónicos y es necesario motivarlos a hacer ejercicio.
Es muy importante a la hora de apuntar al niño en actividades deportivas extraescolares, tener en cuenta una serie de aspectos:
Edad
Diferentes edades, significan que los niños poseen diferentes capacidades para entender las reglas y absorber información, diverso desarrollo motriz y diferentes niveles de concentración. Existen muchos programas deportivos para los niños de edad preescolar, pero que no es en realidad hasta los 8 ó 10 años que tienen la capacidad física, pueden mantener la atención por tiempos prolongados y poseen la habilidad de comprender las reglas necesarias para jugar un deporte de manera organizada. Un menor acude a practicar un deporte principalmente con una finalidad recreativa, para ocupar una parte de su tiempo de ocio, con una actividad lúdica que le divierta.
El menú de opciones es muy amplio, pero los pequeños son los que suelen mostrar algún tipo de inclinación, sea por el ejemplo de la familia (el deporte que practica el padre, la madre, un hermano u otro pariente) o por la influencia de algún amigo.
Es por eso que se debe prestar especial atención durante los momentos en los que juega libremente.
En ese tiempo los niños realizan actividades que podrían determinar su futuro, crecimiento en un deporte como: saltar, correr, atajar y tirar balones, nadar, bailar, escalar; y lo hacen solos o con amigos.
Individual o colectivo
Si bien se pueden clasificar los deportes en varios subgrupos por elementos que los van relacionando, hay dos categorías principales en los que se pueden agrupar: individuales y colectivos.
Los deportes grupales estimulan el trabajo en equipo, la solidaridad, compañerismo, apoyo colectivo. Se incluyen populares deportes como fútbol, béisbol, baloncesto, rugby, hockey o voleibol.
Los deportes individuales resaltan el esfuerzo personal, el sacrificio y una mayor cuota de constancia. Pueden ser: gimnasia, tenis, natación, esgrima, golf, esquí o equitación.
Hay otros que podrían entrar en ambas categorías como el ciclismo, vela o el bailar, que en su versión competitiva puede ser considerado un deporte.
¿Qué se busca?
Muchos niños sueñan con ser profesionales un día, pero ese deseo aparece una vez que los menores conocen el deporte y se hacen aficionados a él. Pero antes de forjar una carrera deportiva, lo que prevalece al principio, es la diversión y la serie de beneficios que se logran con el deporte, a través de una multitud de factores.
Están los directamente relacionados con la mejora de la salud como: la resistencia cardiorrespiratoria, flexibilidad, fuerza y resistencia muscular y la coordinación. Pero que también pueden contribuir a incrementar el autoestima y a desarrollar el pensamiento abstracto a través de nociones como: velocidad, distancia, profundidad, fuerza, fuerza de impulso y juego limpio.
Por eso es importante saber cuál es el objetivo que se busca al escoger un deporte, con el que en muchos casos existirá una relación de por vida, sea profesional o como aficionado.
Sin presión
El forzar a un niño a practicar un deporte puede tener un efecto contraproducente de rechazo, por lo que es preferible utilizar el estímulo como principal herramienta para que se haga la actividad física necesaria.
Alternativas
Los deportes organizados suelen ser la solución de la mayoría de padres, para impulsar a sus niños a la actividad física, que se considera necesaria para un desarrollo sano del organismo.
Pero estos deportes suelen tener un trasfondo competitivo que también podría acarrear un efecto negativo en el niño, tanto en el aspecto físico por lesiones de gravedad como psicológico (miedo al fracaso, falta de autoestima, rechazo de grupo).
Lo más importante es que hagan algún tipo de actividad física, por al menos 1 hora al día y todos los días de la semana.
Algunas actividades cotidianas que pueden favorecer la formación y preparación física de los más pequeños pueden ser: caminar, subir y bajar escaleras, ayudar en las tareas domésticas, andar en bicicleta, bailar, pasear, nadar y juegos infantiles que requieran un nivel de actividad física.