El Feng Shui es una antigua filosofía que se centra en la energía producida por cada objeto individual, buscando lograr una armonía en el conjunto.
El dormitorio influye en cómo alguien se siente, cómo le va y cómo se comporta ante la vida.
Dicen los expertos en Feng Shui que según la manera en que se construya y decore el ambiente que se tiene alrededor, dependerá si se será más o menos felices, si se estará más o menos sanos y si se tendrá mayor o menor éxito en cada una de las áreas de nuestra vida. Y dicen, también, que cuanto más tiempo se pasa en determinado lugar, se termina convirtiendo en más importante e influyente para todos.
El dormitorio es el lugar de la intimidad personal, un santuario donde retirarse para lograr descanso físico a través del sueño, es por esto que la selección del color es extremadamente importante. Los colores son muy poderosos en términos de estimulación y apaciguamiento. Un dormitorio debería evitar los colores demasiado fríos y los excesivamente estimulantes, el efecto de ambos, de acuerdo al Feng Shui, es el mismo: generan intranquilidad y dificultan el reposo. En cambio, los colores que aparecen en la naturaleza ayudan a relajarse. El verde es el color de la vida, la hierba y la naturaleza, provocando comodidad y seguridad. El rosa claro es un color que se asocia con el romance y la sexualidad. Todos los colores tierra y cálidos, como el beige, marrón, naranja pálido y amarillo claro, son apropiados también.
Evitar todos los elementos activadores. Así que los televisores, ordenadores y en general todo lo que sea dinámico o genere ruidos deben evitarse, si es inevitable, coloca el televisor en un mueble de madera con puertas, que deben cerrarse al dormir. Eso no incluye la radio, el equipo de música o el teléfono. Tampoco es recomendable que estén a la vista papeles desordenados, elementos de trabajo acabado o inacabado, recordatorios de citas, etc. Ya que su efecto es contraproducente para el sueño, la capacidad de recuperación, y tienen un efecto negativo sobre la vitalidad de los que duermen en la habitación de forma permanente, a medio, y largo plazo.
No debería haber espejos apuntando directamente hacia la cama. Es decir, que si tumbado o reclinado en la cama puede ver su reflejo, se debe tapar el espejo o, mejor aún, cambiarlo de lugar. En cualquier otro punto del dormitorio, un espejo no generará problemas.
Según las reglas del Feng Shui, en un dormitorio hay que dar protagonismo a la fuerza Yin por encima del Yang, y por tanto, se deberán incluir más elementos del primer grupo. Son elementos Ying, por ejemplo, un ambiente silencioso, revestimientos suaves como alfombras, amplios espacios vacíos, asientos bajos o iluminación indirecta.
Es preferible que los muebles sean ligeros y estén solamente los necesarios. Además, lo ideal es que tengan los extremos un poco redondeados, ya que los ángulos afilados pueden provocar discusiones y conflictos. En cuanto a la cama, la primera regla del Feng Shui, es que no debe estar delante frente a la puerta o bajo una ventana, ya que generan una sensación de vacío o pesadez mental al despertarse, dificultad para concentrarse, agotamiento excesivo o nerviosismo. La ausencia de cabecero sólido es un problema porque tiende a crear inestabilidad y genera, a largo plazo, agotamiento físico y emocional.
Las cortinas gruesas ayudan a mantener la energía positiva dentro de la habitación. Las ventanas se consideran una influencia negativa, ya que permiten la entrada y salida de grandes ondas de energía. Por lo tanto, nunca se debe colocar una cama debajo de la ventana.
En el dormitorio, los elementos decorativos y decoraciones deben representar nuestras pasiones, sueños y metas en la vida. Por lo que se deben eliminar aquellos elementos que nos deprimen o que provocan sentimientos negativos.