Fibra E; el nuevo instrumento, es igual a los Fibras que conocemos, pero en lugar de fondear bienes raíces, financía infraestructura y energía.
La exitosa evolución de los Fideicomisos de Infraestructura y Bienes Raíces (Fibras) y la necesidad por desarrollar vehículos para financiar proyectos, sentó las bases para que el Gobierno Federal impulsara la creación de Fibra E, con el objetivo de promover la inversión en el sector de energía e infraestructura.
Este nuevo certificado bursátil fiduciario fue creado en conjunto por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) para financiar energía, con el aprovechamiento de la plataforma concebida hace cuatro años en los Fibras inmobiliarios.
En términos muy simples y generales, es una opción que el gobierno ofrece a quienes requieren de financiamiento en sus proyectos de energía e infraestructura, a mexicanos y extranjeros, para que inviertan en dichos proyectos.
Fibra E, es un instrumento financiero que va dirigido a todo el público inversionista, a aquellos que tal vez busquen rendimientos mayores a la inflación, a quienes no les interesa más que invertir en acciones tradicionales, o bien temen un poco al panorama volátil de los mercados financieros, o incluso a aquellos románticos que consideran que con ello contribuirán a la transformación del país.
Originalmente se consideró que este fideicomiso se enfocara sobre todo a actividades de refinación, transportación y almacenamiento de petróleo, porque con la reforma energética podría resultar provechoso para el país. Sin embargo, una vez que fue presentado, se considera que Fibra E podrá financiar tanto gasoductos, como proyectos de generación, transmisión o distribución de electricidad, concesiones para desarrollo aeroportuario, vías férreas y carreteras, puentes y terminales marítimas, al igual que servicios de agua potable, drenaje y telecomunicaciones, entre otros más.
Y ¿cómo funciona Fibra E?
Supongamos que existe una entidad o una empresa que cuenta con un proyecto de infraestructura o energía ya en marcha, y decide aportar los activos de dicho proyecto a un Fibra E. Una vez que el fideicomiso recibe dichos activos, éste ofrecerá al gran público inversionista, a través de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), certificados bursátiles (CBFE). Finalmente, los interesados en dicho proyecto invertirán en él a través de la compra de dichos certificados, los cuales les darán en derecho de obtener rendimientos respecto de dicho proyecto.
Pero no es tan sencillo como suena. Detrás de todo este tema hay una serie de regulaciones que establecen quién puede participar en estos fideicomisos, qué tipo de proyectos son los que se podrán aportar, qué tipo de personas físicas y morales son las que pueden invertir, y un largo etcétera. La SHCP es la encargada de poner las reglas de juego y establece las normas sobre las cuales deberán operar los fideicomisos, y con ello proteger a los inversionistas para asegurar en la medida de lo posible, el éxito de este instrumento financiero.
Se dice que la intención en sí, es financiar proyectos de carreteras en marcha, gasoductos y sistemas de transmisión; y en un futuro tal vez la modernización y construcción de refinerías, líneas de distribución y transmisión de electricidad, así como la modernización de las mismas.
Este vehículo financiero viene a ser un respiro a la falta de recursos presupuestarios públicos. Anteriormente el financiamiento de estos proyectos correspondía al Estado y ahora lo ponen al alcance del gran público inversionista.
Esto de los Fibras no es nuevo en México y mucho menos en el mundo. En el país existen Fideicomisos de este tipo, pero relativos a proyectos inmobiliarios. Y en los Estados Unidos de América existe un modelo similar implementado desde 1981, denominado Master Limited Partnership, utilizado para fomentar el desarrollo de gas natural y petróleo.