México es uno de los lugares del mundo, donde son más venerados los Reyes Magos; así que este 6 de enero, el destino es Tizimín, Yucatán.
En Tizimín, los frailes franciscanos construyeron, entre los siglos XVI y XVII (1563 - 1666), un convento cuya parroquia se denominó de los Santos Reyes, haciendo que los Reyes Magos fueran los patrones del templo y de la localidad. Las imágenes de ellos, entronizadas en la parroquia, fueron traídas desde finales del siglo XVI de Guatemala. En torno al convento y su iglesia, se comenzaron a realizar desde esa época colonial festividades populares en los primeros días de cada año, rematándolas precisamente el 6 de enero, día en que la cristiandad celebra la llegada de los Reyes Magos, conforme a la leyenda.
Se sabe que desde tiempos precolombinos se hacían peregrinaciones anuales de la población maya a esta localidad para rendir culto a tres deidades vitales y que eran Yum Chaak (deidad de la lluvia), Yum K’aax (deidad de los bosques y de la agricultura) y Yum Ik (deidad del viento), a las que se tributaba en un montículo donde, ya en tiempos coloniales, se erigió la parroquia antes mencionada.
Posteriormente los frailes católicos sustituyeron a las tres deidades mayas por los tres reyes magos, explicando a los indígenas mayas que, tras haber sufrido una transmutación, se trataba de las mismas deidades con nombres diferentes.
Al inicio de las festividades, los dueños de las estancias o ranchos colaboraban ofreciendo ganado para realizar las vaquerías y bailes populares. También los religiosos promovían el evento organizando a las denominadas cofradías y gremios.
La fiesta fue ganando tradición conforme transcurrió el tiempo, siempre mezclado el aspecto religioso.
Por más de 150 años, en los días previos a la fecha, la tranquila población varía totalmente su ritmo de actividades, se pintan las fachadas de las casas, en los alrededores de la plaza principal, comienzan a armar infinidad de carpas donde se pondrán los comerciantes ambulantes de todo tipo de mercaderías y comestibles, espectáculos de variedades, juegos de azahar y los infalibles juegos mecánicos que le dan sabor de feria con su inconfundible música.
Desde ese momento las bandas de Jaraneros no cesan de tocar y los tronidos de los voladores y luces artificiales, anuncian a los fieles que ya es la hora de la reunión para llevar hasta la iglesia las mañanitas a los Santos Patrones y dar comienzo a las festividades religiosas.
Con la alborada comienzan las misas y la recepción de los gremios, tanto de la localidad como de otras poblaciones, infinidad de peregrinos llegan de todas partes del país y del extranjero y largas colas de fieles esperan su turno para acercarse a los Milagrosos Santos expuestos al pie del altar.
Esto es durante día y noche y el número de visitantes va aumentando. Así cada 6 de enero, la ciudad se viste de fiesta para celebrar a estos santos, comenzando desde la última semana del mes de diciembre, finalizando con una gran fiesta en la fecha ya mencionada, todo con la intención de agradecimiento a estos hombres sabios por el amor que le tenían a este sitio.