Groenlandia es el hogar de la segunda capa de hielo más grande del mundo. Y cuando el hielo se derrite significativamente, hay efectos colaterales para todo el mundo.
La ola de calor llegada al Ártico, tras su paso por Europa, ha provocado temperaturas récord y una aceleración del deshielo en Groenlandia, un fenómeno que los expertos relacionan con las oscilaciones climáticas.
El casquete glaciar groenlandés, ha perdido 11.000 millones de toneladas, otra cifra récord, más del doble de la media diaria, en la época de deshielo, y el 60% de la superficie de esa capa, estaba sometida a un proceso de derretimiento.
Groenlandia, enorme isla, territorio autónomo perteneciente a Dinamarca, ha estado experimentado desde el mes de abril, temperaturas superiores a la media, lo que ha provocado que el inicio de la temporada de deshielo, que normalmente se produce a finales de mayo, se haya adelantado.
Expertos advierten que el nivel de deshielo de esta temporada, tendrá consecuencias directas y medibles, en el nivel del mar. Con una magnitud, que las previsiones no esperaban, hasta dentro de 50 años.
Esto creará cambios permanentes en nuestros océanos, durante milenios.
Sin embargo, el principal efecto del deshielo de Groenlandia, no es tanto la subida del nivel del mar en sí misma, como las modificaciones que provoca en la circulación de las masas de aire.
El calor favorece también la evaporación, que después se traduce en lluvias más intensas.
Entre la situación en Groenlandia, y los incendios que asolan: Siberia, Alaska o Canadá, los drásticos cambios que están teniendo lugar en ecosistemas como el Mar de Bering, muchos nos preguntamos si el Ártico, está a punto de franquear un punto de no retorno, con consecuencias difíciles de predecir.