Si toma un billete de 200 pesos, verá a Sor Juana Inés de la Cruz, y atrás, la Hacienda Panoaya.
Sor Juana Inés de la Cruz, aprendió a leer y a escribir a los 3 años, a los 5 tenía nociones de matemáticas, y para los 8, ya había escrito su primer poema: ‘Loa al Santísimo Sacramento’. Estos decisivos momentos de su vida ocurrieron en una hacienda cerca de la CDMX.
Aun cuando ya transcurrieron varios siglos, los pasillos, patio, capilla y habitaciones de la hacienda, parecen evocar a quien se convertiría en la mujer más importante de su época en el continente americano. La construcción ha sido restaurada, bajo supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), lo que ha permitido recrear la atmósfera que seguramente Sor Juana, cuando niña, conoció y vivió.
El patio central está conformado de corredores y techos de teja plana, y acanalada, al igual que la capilla, lo cual recuerda al ambiente barroco en el cual se fusionaron las costumbres españolas e indígenas. El casco y el torreón, son originales.
El antiguo hogar de la poeta mexicana, es ahora, un centro turístico que sin duda vale la pena visitar. Además del museo dedicado a Sor Juana, el lugar también ofrece diversas atracciones, como una tirolesa de 12 metros de altura, en la cual se puede observar desde arriba la majestuosa vista del lago ‘Panoaya’.
El lugar es un sitio con actividades para todos los gustos, ya que hay desde un spa, restaurantes, y espacio para eventos; hasta ciclopistas, un espacio para acampar, y una alberca semi-olímpica. Además, la hacienda cuenta con un sorprendente aviario, hogar de más de 300 diferentes especies, y un pequeño zoológico que alberga: venados, cerdos vietnamitas, cabras, vacas, llamas e incluso dromedarios.