Esta curiosa aldea se encuentra en la provincia de Hadhramaut, en el distrito de Daw’an, en Yemen (en la península arábiga).
Situada en lo alto de una montaña rocosa, desde ella, a más de 100 metros de altura, puede verse el valle por el que discurre un río estacional del que sus habitantes recogen agua para todo el año.
El lugar que podría haber inspirado a J.R.R Tolkien para crear ‘Minas Tirith’, la capital de Gondor, en ‘El señor de los Anillos’, sorprende por sus edificios construidos hace más de 500 años a partir de ladrillos de barro y suelos de madera, muchos de ellos al borde de un precipicio de más de 100 metros de altura. Hoy en día se encuentran en su mayoría en tan mal estado, que ya no son habitables, salvo unas pocas, y se mimetizan con un entorno desértico y muy hostil, tan hostil que parece ser que sólo quedan unas pocas personas viviendo en el pueblo.
Sus silenciosas y estrechas calles sólo dejan oir los ruidos producidos por el ganado que pasta en las cercanías y los pájaros. La vida en este lugar, para los pocos, muy pocos, que quedan, es muy dura, ya que parece ser que no hay escuela, ni tiendas, ni centro de salud, y cuando alguien se enferma, es llevado en burro al valle y luego trasladado en coche a un hospital local, que está a más o menos a 1 hora de distancia.
Además hay electricidad en un determinado horario durante el día y también el agua no es que abunde precisamente. Asimismo, los visitantes que hasta aquí llegan, deben avisar a un ‘portero’, que no abre las puertas de la ciudad de noche por lo visto (se puso una puerta a la entrada del pueblo hace unos años, tras el intento de robo en una de las edificaciones). A este lugar puede llegarse a partir de la carretera que conecta Seiyun y Shihan, cerca de la frontera con Omán; desde la carretera, hay que continuar a pie hasta la cima de la roca donde está la aldea.
El paisaje alrededor de esta áreas es, a menudo, completamente desierto y las oportunidades de vida son limitadas. Cuando llueve, por ejemplo los pastores y sus rebaños de cabras se adentran al fondo del valle para aprovechar la tan ansiada y escasa lluvia.