Científicos responsables del Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT) presentaron este miércoles la primera imagen obtenida de un agujero negro, uno de los grandes misterios del Universo.
La histórica fotografía, obtenida a partir de una red ocho observatorios situados en distintos puntos del mundo, consiste en un anillo con una mitad más luminosa que la otra, que corresponde al agujero negro supermasivo ubicado en el centro de la galaxia M87, a 53,3 millones de años luz de la Tierra.
Los científicos esperan capturar la luz emitida por un halo de gas que gira justo fuera del horizonte de eventos cuando el agujero negro se lo traga.
El telescopio Event Horizon no es propiamente un telescopio, sino ocho observatorios de radio conectados en una red masiva que se extiende por todo el mundo. Las nuevas observaciones serán las primeras que incluyan la matriz ultrasimétrica de gran tamaño de Milímetro / submilimétrico de Atacama en el Desierto de Atacama de Chile, lo que aumenta la posibilidad de que la imagen revele nuevos detalles. Los astrónomos tomaron datos durante cinco noches dentro de un período de 10 días.
Sin embargo, esta no es una imagen Polaroid: pasan meses antes de que los datos se procesen y el retrato esté listo para el horario de máxima audiencia.
El EHT es un proyecto integrado por una red de ocho observatorios de radio que abarcan todo el mundo, y según su propio sitio web, su objetivo es capturar imágenes de Sagittarius A*, el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea; y de un agujero negro aún más masivo, a 53.5 millones de años luz, en la galaxia M87 (SN Online: 4/5/17).
En abril de 2017, los observatorios se unieron para observar los 'horizontes de eventos' de los agujeros negros, el límite más allá del cual la gravedad es tan extrema que incluso la luz no puede escapar (SN: 5/31/14, p. 16). Después de casi dos años de trabajo, los científicos revelan las imágenes hoy 10 de abril.
Para obtener esta histórica imagen los investigadores de los ocho telescopios alrededor del mundo tuvieron que procesar 5 petabytes de data, un equivalente a 5,000 años de música en MP3 o 5 millones de gigabytes.
Los telescopios que participaron en este trabajo son ALMA, APEX, el IRAM 30 m, el James Clerk Maxwell Telescope, el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, Submillimeter Array, Submillimeter Telescope y el Telescopio del Polo Sur 7, CNRS [Francia] e IGN [España]); el James Clerk Maxwell Telescope es operado por EAO; el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano es operado por INAOE y UMass; el Submillimeter Array es operador por SAO y ASIAA; y el Submillimeter Telescope es operado por el Arizona Radio Observatory (ARO). El Telescopio del Polo Sur, es operado por la Universidad de Chicago con instrumentos especializados del EHT proporcionados por la Universidad de Arizona.]. Se usaron supercomputadores altamente especializados del Instituto de Radioastronomía Max Planck y el MIT Haystack Observatory para combinar los petabytes de datos brutos recabados.
Pero ¿Qué es un agujero negro?
Los agujeros negros son astros con campos gravitatorios tan potentes que nada, ni tan solo la luz, puede escapar de ellos. Crecen engullendo los astros que se les acercan y que, una vez cruzado el llamado horizonte de sucesos, no pueden regresar al universo exterior.
El físico John Archibald Wheeler inventó el término ‘agujero negro’ en los años sesenta, aunque no son agujeros ni negros, pero su nombre ha influido en el imaginario colectivo.
Según la ley de la relatividad general publicada en 1915 por Albert Einstein, que permite explicar su funcionamiento, la atracción gravitacional de estos ‘monstruos’ cósmicos es tal que no se les escapa nada: ni la materia, ni la luz, sea cual sea su longitud de onda. Por lo tanto, no se pueden observar directamente. Además, la fuerza de gravedad que emana del agujero negro es tan fenomenal que no se ha logrado recrear en laboratorio.
Para ser más claros, un agujero negro es un objeto celeste que posee una masa extremadamente importante en un volumen muy pequeño. En comparación, es como si la Tierra estuviera comprimida en un dedal o el sol únicamente midiera 6 kilómetros de diámetro, explicó recientemente Guy Perrin, astrónomo del Observatorio de París-PSL.
Hasta ahora, los agujeros negros habían sido teorizados, modelizados e incluso detectados mediante pruebas indirectas, pero nunca observados.
Los dos agujeros negros estudiados desde ocho puntos de la Tierra por el proyecto son del tipo supermasivos: se hallan en el centro de las galaxias y su masa está comprendida entre un millón y miles de millones de veces la del sol.
Bajo el efecto de la enorme atracción gravitacional, las estrellas más cercanas a estos ‘monstruos’ son achatadas, estiradas y dislocadas y su gas se calienta a temperaturas extremas.
Poder ‘ver’ un agujero negro servirá además para probar la relatividad, y con ello los científicos podrán entender por qué la gravedad, no funciona como se espera en la mecánica cuántica, el mundo de lo minúsculo.