Se incorpora a nuestra gran familia: una extinguida especie humana, que vivió hace miles de años, en Filipinas.
La cueva de Callao, en Filipinas, es una enorme cavidad, con siete cámaras, pero lo más interesante está muy cerca de la entrada. Allí se han desenterrado 13 huesos y dientes que, según sus descubridores, pertenecen a un nuevo miembro de nuestro propio género, al que han bautizado ‘Homo Luzonensis’, y que vivió hace al menos 67.000 años, en la isla de Luzón.
Aunque fueron hallados en 2007, años de estudio han logrado concluir, que se tratan de los restos de una especie humana, hasta ahora, desconocida. Los fósiles encontrados, tienen una antigüedad de sesenta y siete mil años, durante el Pleistoceno tardío, y suponen el mayor hito en el conocimiento de la especie humana jamás hallado, en el sudeste asiático.
El ‘Homo luzonensis’, tiene algunas similitudes físicas con los humanos recientes, pero en otros rasgos se asemeja a los ‘australopithecines’, criaturas similares a los primates, que caminaban sobre dos patas y los que vivieron en África, entre dos a cuatro millones de años atrás.
Desde hace tiempo se pensaba que el ‘Homo erectus’ era el primer miembro de nuestra línea directa que abandonó el hogar africano, hace alrededor de 1,9 millones de años. Y dado que Luzón solo era accesible por mar, el hallazgo abre interrogantes, sobre cómo llegaron a la isla especies pre-humanas.
El humano de Luzón es un enigma. Es imposible saber cómo era su rostro, pues no hay fragmentos de cráneo, ni qué estatura tenía, porque el único hueso disponible que podía tallarle, el fémur de un muslo, está partido.
Los restos hallados, el primero una falange hallada en 2007, que data de hace 67.000 años, y el resto, hallados entre 2011 y 2015, con una antigüedad de al menos 50.000 años, pertenecieron a dos adultos y un niño. Sus dientes, tres molares y dos premolares, son muy pequeños, parecidos a los de un humano actual o a los del ‘Homo floresiensis’, el hominino asiático con un metro de estatura y cerebro de chimpancé, que vivió en la isla indonesia de Flores, en la misma época. En cambio, los huesos de manos y pies, son mucho más primitivos, comparables a los de los ‘australopitecos’ que vivían en África, dos millones de años antes, y cuyas extremidades estaban adaptadas para vivir colgados de los árboles.
‘Los hobbits de Flores’, desaparecieron hace 50.000 años, justo cuando el ‘Homo sapiens’, llegó a Asia. La mayoría de los restos óseos de ‘luzonensis’, tienen justo esa antigüedad mínima, lo que abre un último misterio sobre si los sapiens tuvieron algo que ver en la desaparición de estos dos parientes lejanos, que ya no están aquí, para explicar su historia.