La Amazonia es el bosque tropical más grande del mundo, con una superficie de 5,5 millones de kilómetros cuadrados, un tesoro ecológico amenazado por la creciente deforestación, y los incendios forestales.
De acuerdo a números oficiales de Brasil, el área deforestada en los últimos doce meses llega a 2.254 km2, una variación de 278% respecto al mismo periodo anterior.
La cuenca del Amazonas, que abarca 7,4 millones de km2, cubre casi el 40% de América Latina, y se extiende por nueve países: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Alrededor del 60% está en Brasil. La selva amazónica, de la cual 2,1 millones de km2 son zonas protegidas, alberga un santuario de biodiversidad único en el mundo. Una cuarta parte de las especies de la Tierra se encuentran allí, es decir, 30.000 tipos de plantas, 2.500 especies de peces, 1.500 de aves, 500 de mamíferos, 550 de reptiles y 2,5 millones de insectos, según la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA). En los últimos 20 años, se han descubierto 2.200 nuevas especies de plantas y vertebrados.
La Amazonia contiene un tercio de los bosques primarios del mundo, y a través del río Amazonas y sus afluentes, proporciona el 20% del agua dulce no congelada de la Tierra. El bosque actúa como un sumidero de carbono, absorbe más CO2 del que emite y libera oxígeno, además de almacenar de 90.000 a 140.000 millones de toneladas de CO2, lo que ayuda a regular el calentamiento global.
Según la WWF, casi el 20% de la selva amazónica ha desaparecido en el último medio siglo, y esto se está acelerando. Desde que Jair Bolsonaro asumió el poder a principios de 2019, la tasa de deforestación medida en julio, fue casi cuatro veces mayor que el año anterior.
Algunas de las principales causas de la deforestación, son la producción de soja y ganadería, la construcción de represas hidroeléctricas y carreteras, la industria minera y los incendios forestales.
Además de su rica biodiversidad, la Amazonia es rica en recursos minerales como: oro, cobre, tantalio, mineral de hierro, níquel y manganeso.
Las cifras del INPE, muestran que se registraron cerca de 73.000 incendios forestales en Brasil, entre enero y agosto, la cifra más alta en cualquier año desde 2013. La mayoría de ellos, se registraron en el Amazonas. Eso es de alto impacto, si se compara con los 39.759 registrados en todo 2018.