Un jardín Zen es una buena forma de crear un espacio tranquilo y estético; es además una experiencia tan serena y gratificante como lo es su mantenimiento.
Los jardines Zen también son conocidos como jardines secos. Éstos son espacios de contemplación y meditación. Están compuestos por arena, piedras, guijarros y maderas. Su composición arroja dos de sus ventajas frente a los jardines clásicos: son más económicos de crear y mucho más sencillos de mantener.
Además, detrás de los jardines Zen hay toda una filosofía basada en el budismo, representan al universo, son creados para inspirar vitalidad y tranquilidad, y están dispuestos para percibir la realidad de una forma correcta, con sus colores, texturas, y sensaciones.
Como con todo jardín, lo primero que hay que hacer es definir el espacio. Se puede hacer un jardín Zen de todo el patio o simplemente designar una esquina para estos propósitos. Sea como sea, hay que asegurarse de que el lugar que se escoja sea un rincón tranquilo.
Es importante evitar lugares complicados, como debajo de un árbol que suelte demasiadas hojas, o debajo de un desagüe que salga desde el techo de la casa. Esto puede provocar que el jardín pierda la forma rápidamente, o que se pase más tiempo rastrillando hojas que meditando.
En los jardines Zen, la arena representa la calma y la tranquilidad, por lo que este elemento debe estar bien distribuido por todo el área, se puede utilizar un rastrillo para ayudar a la arena a formarse en cierto orden. En cuanto a las piedras y gravas, representan las experiencias, los obstáculos de la vida. Estas se podrían implementar en diferentes tamaños, colores y texturas también.
Pasos
Cercar o delinear el espacio, ya sea con piedras o con madera. Este puede ser rectangular o cuadrado. Se pueden colocar bordes, de forma que la arena no se salga hacia los lados. Como si se creara un cajón.
Desyerbar y eliminar los escombros. Dejar el espacio como un lienzo en blanco y colocar una malla.
Es momento de colocar las piedras, la arena y los elementos que se quieran agregar. La idea es crear un lugar de paz y tranquilidad, por lo que hay que evitar saturarlo. Colocar las piedras de diferentes tamaños y texturas en lugares estratégicos, es un gran tip; así como dejar entre medio de las piedras espacios amplios sólo con arena, en un jardín Zen estos espacios son más importantes que las mismas piedras.
A menudo los jardines Zen están decorados con materiales de la naturaleza como las conchas o caracoles que recuerdan al mar y evocan su paz y su calma, que tanto se anhela en las ciudades.
Como son espacios pensados para la meditación, a veces se decoran con velas para proporcionar un ambiente de relax e iluminan el camino a seguir.
El peinado de la arena se realiza en cada meditación, y es un buen momento para pensar y contemplar, uno de los beneficios que nos proporcionan este tipo de jardines.