Plagios, arte kitch y masividad, la controversia persigue a Jeff Koons, quien a pesar de todo es uno de los artistas mas cotizados del mundo.
Koons nació en Pennsylvania un 21 de enero de 1955. Desde niño mostró un interés por el arte, lo que lo llevó a estudiar en la Escuela del Instituto de Artes de Chicago y el Instituto para la promoción de la Mecánica de las Artes de Maryland. Con tan sólo 22 años, ingresó en 1977 al MoMa, pero no a exponer, sino como un empleado del buró de membresías del museo.
En los años 1980, abrió un taller con un personal de 30 ayudantes manejado de modo similar al célebre The Factory, estudio de Andy Warhol. Todo ese bagaje lo hizo saber exactamente cómo publicitar su obra.
La colección Statuary, realizada en 1986, a la que siguió la serie Banality, un acercamiento desde diferentes texturas a la cultura pop, fue un claro ejemplo del interés del creador por la publicidad en el mercado del arte: para promocionarla, realizó una serie de anuncios donde aparecía con chicas en bikini y cerdos. De esta serie, en 1991 vendió la obra Michael Jackson and Bubbles por más de cinco millones de dólares.
Tomó una temporada de descanso durante la década de 1990. Fue esa época en la que se divorció de la actriz porno Ilona Staller, también conocida como la Cicciolina. Con ella realizó la serie fotográfica Made in heaven, de 1991. Ambos se separaron en 1992, un poco después en que nació su hijo, Ludwig Koons. Tuvieron una pelea legal por su custodia y, aunque el artista obtuvo el fallo, Staller huyó con el niño a Europa y lo ha cuidado desde entonces.
Fue antes del nuevo siglo cuando el escultor regresó con sus colecciones de donde han salido las piezas más famosas: Puppy, Celebration y Balloon Dog. En estas enormes figuras inflables, Koons se interesó por usar los colores llamativos para jugar con esa sospesa que generan los objetos cotidianos y brillantes en los infantes.
Fue demandado varias veces por plagio, en una ocasión incluso se tuvo que retirar su obra del Centro Pompidou de París, pues un fotógrafo lo acusó de haberse basado en una de sus imágenes, que tiene incluso el mismo nombre. Antes, ya había tenido conflictos legales en cortes estadunidenses, en las que el artista se ha defendido alegando al uso apropiado de parodia.
Ha sido criticado por ser un artista más interesado en el mercado y el consumismo que en el arte mismo, pues hay críticos que afirman que ha destacado más por los negocios que por sus propuestas estéticas. A pesar de las controversias y las críticas, no cabe duda que el estadunidense es uno de los artistas más reconocidos del arte contemporáneo.