El kinesiotaping ha sido una de las técnicas más populares dentro de la fisioterapia, ha dado mucho de qué hablar, y si se usa de la manera correcta seguirá dando extraordinarios resultados.
Al principio eran los deportistas de élite, los más asiduos a llevar estas bandas de vendaje, pero también pueden ser utilizadas en niños, ancianos, personas con dolor agudo o crónico, en algunos casos en embarazadas (con precauciones), etc.
Es común observarlas en todo tipo de habituales al ejercicio físico. Lo cierto es que se trata de una estupenda opción para recuperarse de una lesión más allá del simple reposo que suele recetar el médico, ante esguinces o dolores musculares.
El kinesiotape, también conocido como kinesiotaping o vendaje neuromuscular, es un esparadrapo elástico, constituido por una estructura trenzada de hilos de algodón, que incorpora una capa de pegamento (cyanoacrilato de uso médico, inofensivo para la piel) que le confiere adhesividad, permitiendo que la piel transpire.
Las bases del vendaje neuromuscular fueron sentadas en los años setenta en Corea y Japón, de la mano del Dr. Kenzo Kase y del Dr. Murai, quienes tomando la piel como modelo y basándose en la importancia de mantener el movimiento normal, desarrollaron un vendaje elástico que ayudaba a la función muscular sin limitar los movimientos, manteniendo una adecuada circulación sanguínea y linfática, así como la llegada de información propioceptiva de la estructura lesionada, factores que favorecen el proceso de recuperación normal de la estructura lesionada.
Este tipo de cintas no son nuevas, de hecho, se han visto ya, hace varios años en las diferentes competiciones nacionales e internacionales. Y no tienen ni cinco ni diez años, sino más de 30 años de antigüedad.
¿Cómo funciona?
Este singular vendaje es colocado estratégicamente sobre la musculatura o estructura afectada, para recuperarla de un modo activo, sin limitar los movimientos, y manteniendo un nivel óptimo de circulación sanguínea. Su funcionamiento es bastante simple. Normalmente se coloca la tira de kinesiotape con el músculo completamente estirado. Cuando dicho músculo vuelve a su posición inicial se crean una serie de pliegues cutáneos que hacen incrementar el espacio celular de la estructura inferior. La irrigación a los capilares localizados ahí, aumenta favoreciendo la recuperación de la lesión. Entre la amplia lista de beneficios, destacan los siguientes:
Alivia el dolor. Tiene un efecto analgésico, ya que la presión de los receptores sensoriales subcutáneos disminuye.
Mayor movilidad. Normalmente ésta se ve reducida en una lesión, pero el kinesiotape hace que se mejore la respuesta neuro-mecánica.
Antiinflamatorio. Este efecto se debe a la aceleración del drenaje local, a la zona afectada.
No limita los gestos deportivos. Se puede realizar un entrenamiento funcional de recuperación con transferencia deportiva. Además podrá recuperarse de la lesión con dos actividades, mientras está lesionado.
¿Por qué son de colores?
Muchos profesionales consideran el color del kinesiotape poco más que un placebo, destinado a convertirlo en un producto más llamativo y atractivo. Puede que sea así, pero algunos estudios apuntan que los diferentes colores se asocian con propiedades concretas:
Fucsia: Adecuado para actuar de estimulante y tonificar.
Azul: Adecuado para relajar.
Negro: Es el color originario, posteriormente aparecieron el resto de colores.
Ciertamente que la teoría de las diferencias en los colores, es muy poco convincente, lo que sí es cierto, es que en función de la técnica de colocación y la disposición de las tiras, se conseguirá uno u otro objetivo.
Este tipo de vendajes deben ser aplicados de la mano de profesionales cualificados, ya sea fisioterapeutas o readaptadores deportivos. Ellos saben mejor que nadie, cómo colocarlas ya que la forma de poner el vendaje, sí determina la función que se quiere recuperar.