La casa de Josefa Ortiz de Domínguez, ubicada en el centro histórico de Querétaro, data del siglo XVIII y durante varios años fungió como cárcel.
Quien visite por primera vez la colonial Casa de la Corregidora, en el centro histórico de Querétaro capital, no imaginaría que hace más de 35 años era una cárcel.
Este recinto, donde inició la guerra de Independencia, en 1810, se encuentra en el lado norte de la Plaza de Armas, en la esquina de las calles 5 de Mayo y Pasteur. La construcción de las Casas Reales, la Casa de Cabildo y las Cárceles Reales, que hoy albergan la Casa de la Corregidora y el Palacio de Gobierno de la administración estatal, se realizó entre 1740 y 1770.
Eran las cárceles reales desde la Colonia y la casa de los corregidores en la parte de arriba. En 1808, el recinto fue ocupado por el corregidor Miguel Domínguez y su esposa, Josefa Ortiz, heroína del movimiento de Independencia. Fue en esa casa donde inició oficialmente la acción insurgente.
Su estilo palaciego, elevados muros ornamentados con una sucesión de ventanas y balcones en sus dos niveles; la fachada contiene macetones que le dan mayor solidez, con la donación de Martín José de la Roa, que a cambio de ser nombrado Corregidor Perpetuo, proporcionó lo necesario para la conclusión de la construcción.
En los patios se realizaban veladas literarias conocidas como tertulias, en el área superior se reunían Allende, Aldama, Hidalgo, los corregidores y otros, que entre verso y verso ya conspiraban en contra de la Corona. Programaban la guerra de la Independencia para el 12 de diciembre de 1810, pero esta sucedió antes.
La historia relata que Doña Josefa Ortiz, como último recurso pudo dar aviso al capitán Ignacio Allende de que la conspiración había sido descubierta. Se comunicó con el alcalde de la cárcel, golpeando la pared de su cuarto que colindaban con sus habitaciones. Ignacio Pérez salió de la cárcel y acudió a su llamada, pero al encontrarse con la puerta cerrada del gran zagúan, fue a través de la cerradura que pudo recibir el angustioso mensaje verbal que dio la Corregidora. Finalmente Ignacio Pérez fue quien aviso a los insurgentes. Salió por el antiguo callejón del biombo, actualmente andador 5 de Mayo, tomó su caballo y se dirigió a San Miguel de Allende para entregarle la carta a Allende con quien luego se fuesen juntos a buscar al Cura Miguel Hidalgo, y el grito de Dolores fuese proclamado el 16 de septiembre de 1810.
Tras consumarse la Independencia en 1821, esta casona fue utilizada hasta 1867 como Palacio de Gobierno por Agustín Iturbide, José María Iglesias y Maximiliano de Habsburgoen. El 25 de julio de 1981 fue restaurada como Palacio de Gobierno, por el presidente Jóse López Portillo y donde además, los visitantes y locales pueden acudir a admirar los hermosos murales, obra del artista Víctor Cauduro y que narran la historia de nuestro país.