Esta pieza del salón nos brinda un espacio cómodo para colocar las piernas, a diferencia de los sillones normales.
Probablemente el elemento más característico a la hora de decorar el salón sea el sofá. Tanto por su volumen como por la importancia del mismo, debe elegirse cuidadosamente, poniendo igual atención a la estética que a la funcionalidad. Dentro de las opciones de sofás para el salón, una de las más extendidas y solicitadas es la del sofá chaise longue. Se trata de un sofá común con un asiento más largo de lo habitual en uno de sus extremos, especialmente pensado para recostar los pies y alargar las piernas.
Los sofás chaise longue han desbancado a los sofás de 2 y 3 asientos que hasta hace poco eran los verdaderos reyes del salón y la verdad es que no nos extraña que cada día tengan más adeptos.
El término chaise longue proviene del francés y significa literalmente sillón largo. En la actualidad existen numerosos tipos de chaise longue, aunque la configuración más habitual suele ser el de tres asientos, más la prolongación típica de los chaise longue. También pueden encontrarse otras configuraciones de dos asientos más la extensión ó 4 asientos más la extensión.
La parte chaise longue puede estar a la izquierda o a la derecha, dependiendo del sofá y, en algunos casos, de la distribución de la estancia en la que está colocado. Esta parte forma una especie de “L”, lo que permite ampliar la superficie útil del sillón. Pero las ventajas de este tipo de sofás no acaban aquí. También tienen muchos beneficios decorativos gracias a que sus diseños suelen ser de gran belleza.
Una de las ventajas de los chaise longue es que no es necesario tapizarlos del mismo color que el resto de los sillones, ya que eligiéndolo en una tonalidad diferente puede convertirse en el centro de atención del salón. Una buena idea es colocar una lámpara alta junto a la parte del chaise longue para tener un cómodo espacio para leer. Otra buena opción es integrarlo a la sala de televisión para darle un estilo moderno sin perder su función principal: un lugar cómodo para descansar.
Muchas personas creen que este tipo de sofás sólo es apto para los salones de grandes dimensiones, pero con una correcta distribución del espacio pueden tener cabida en espacios pequeños. De hecho, los rincones del salón, por ejemplo, que son zonas muertas que muchas veces se quedan vacías sin dar ningún tipo de servicio, pueden aprovecharse con una chaise longue, ya que con él se le da uso a ambas paredes y su consiguiente esquina.
En cuanto a colores, dado su volumen es mejor optar por los claros, pero si decides decorar con uno oscuro, trata de que el resto del salón tenga tonos neutros a excepción de uno o dos puntos más a juego con el color del sofá (por ejemplo, la lámpara o las sillas de comedor), además de aligerar el peso del tono con cojines de color claro.