La fotografía infrarroja transforma el mundo como lo conocemos. Con ayuda de filtros especiales, los lugares que conocemos se transforman en escenas de otro mundo.
Todo fotógrafo profesional aspira a diferenciarse de los demás, ya sea por la temática de lo que retrata o bien por las técnicas que utiliza. El italiano Paolo Pettigiani (1991), que combina la cámara con el diseño gráfico, ha optado por la segunda opción, convirtiendo la fotografía infrarroja en su especialidad.
Debemos recordar que el ojo humano solo detecta el espectro visible (una región con longitudes de onda entre 380 y 750 nm). La fotografía infrarroja permite ir más allá y captar entre los 700 y los 1.200 nm. Así pues, da a conocer un mundo invisible en el que la percepción de los colores varía por completo.
Con una cámara réflex, los filtros adecuados y película sensible únicamente a ese espectro, Pettigiani logra instantáneas que parecen haberse tomado en otro planeta. Por ejemplo, la luz que incide en la clorofila de la hierba y las hojas de los árboles se refleja un 20% en la zona del visible verde -el color que percibimos- pero el resto lo hace en el espectro IR, por lo que toman un color rojo pastel desconcertante.
El efecto se aprecia muy bien en su serie sobre ‘los Dolomitas’, donde nos sorprende una fantástica combinación de azules, rojizos y rosas, mostrando paisajes montañosos paralelos que, aunque distorsionados y oníricos, resultan tan bellos como los que disfrutamos a simple vista.
Por otra parte, Pettigiani en su serie ‘Infraland Valley’, ha usado un dron para tomar imágenes aéreas del valle de Ailefroide, en los Alpes franceses, utilizando fotografía infrarroja. Al resaltar elementos con clorofila como árboles y césped, esta técnica permite al artista modificar nuestra percepción de la naturaleza, jugar con la colorterapia y la fantasía y ofrecernos una nueva luz de los relieves de los Alpes franceses.
No obstante, Pettigiani no solo se inspira en la naturaleza. Basta con echar un vistazo a sus recuerdos de la ciudad de Dubái. El azul celeste se funde con el laberinto de carreteras y rascacielos en medio de brotes rojizos que ocultan la aridez del desierto sobre la que nació.
Paolo es un fotógrafo y director de arte con sede en Turín, que además es cofundador de ‘No Panic’, una agencia creativa enfocada en marketing y comunicación digital. Después de una licenciatura en Diseño y Comunicación Visual en el Politécnico de Turín, comenzó a explorar las posibilidades de ver lo invisible y halló la manera de hacerlo a traves de unas fotografías con un estilo característico.
Con el uso de los infrarrojos, realiza una fusión de ciencia y creatividad en la que juega con colores, formas y contrastes para cuestionar la realidad de lo que vemos. Paolo aspira a resaltar la belleza que nos rodea y que muchas veces se olvida, a través de la exploración gráfica y visual. Con 'Infraland', dice llevar a cabo un proyecto fotográfico-artístico-social, en el que nos hace conscientes de la belleza de la naturaleza en primer plano y con el que enfatiza sus colores ocultos.
Sus obras se han exhibido tanto en exposiciones individuales como colectivas: en la ciudad de Nueva York, París, Milán, Turín y han aparecido en una variedad de publicaciones digitales, incluidas: ‘The Washington Post’, ‘Wired’, ‘La Repubblica’, ‘La Stampa’, ‘Vanity Fair’, ‘Lonely Planet’, ‘Huffington Post’ o ‘Vogue’.
Adentrarnos en el mundo de Paolo, es entender que hay mucha belleza en el interior, que hay mucha belleza en lo que no se ve.