Las caudalosas aguas del sureste mexicano esconden valiosos tesoros. Como si fuera un espectáculo de ilusionismo orquestado por la naturaleza, las ruinas de una imponente iglesia del siglo XVI emergieron del Rio Grijalva, ubicada en la localidad de Quechula en el Estado de Chiapas.
La iglesia, bendecida en honor de Santiago Apóstol, es obra de monjes dominicos, encabezados por fray Bartolomé de las Casas, quienes llegaron a la región habitada por el pueblo zoque, a mediados del siglo XVI.
El templo tiene 61 metros de largo, 14 de ancho, y sus muros alcanzan los 10 metros de alto; el campanario de su fachada mide 16 metros. Una verdadera joya de la arquitectura colonial religiosa.
La iglesia se abandonó a raíz de las grandes pestes de 1773-1776, dijo el arquitecto Carlos Navarrete, quien trabajó para las autoridades mexicanas, en un informe sobre
los restos que serían cubiertos por el agua en los primeros meses de 1966, una vez concluida la construcción de la
presa Nezahualcóyotl.
Dependía del cercano convento de Tecpatán, fundado en 1564, y Navarrete cree que, debido a las coincidencias arquitectónicas, es obra del mismo constructor. Su importancia se derivaba de estar ubicada en el camino real de Chiapas, diseñado por los conquistadores españoles, y que se mantuvo en uso hasta el siglo XX.
A pesar del estado crítico, este fenómeno ha dado paso al turismo. Cuando el nivel del agua baja, los pescadores de la región se convierten en guías, pues transportan en sus lanchas a los curiosos que quieren apreciar los restos del templo, y hasta a hacer procesiones mientras lo rodean, así como de decenas de comerciantes que han recibido a cientos de visitantes que llegan a comer y convivir.
Cabe mencionar que no es la primera vez que el templo vuelve a emerger de entre las aguas, pues se pudo ver nuevamente en el 2002, cuando el nivel del agua era tan bajo, que los visitantes pudieron entrar dentro de la histórica estructura. Los lugareños aseguran que, esa vez, la gente celebró la sequía e incluso hicieron procesiones alrededor del templo.