Gracias a investigaciones acerca de las emociones en la vida intrauterina, es sabido que el feto en sus últimas etapas de desarrollo previo al nacimiento, es capaz de sentir, oír e incluso se dice que aprender. Al momento de nacer, sabe distinguir ya entre luz y obscuridad, dándole esto una influencia emocional tácita. Esta ausencia de luz o exposición a ella, creará diversas emociones en el ser humano, dependiendo de su edad, condición social y física, que afectarán directamente su estado emocional prácticamente por el resto de su vida.

En la actualidad la iluminación juega un papel primordial en la vida diaria, ya no sólo como herramienta de vida, sino ahora, como una herramienta de mejora en la calidad de vida. La iluminación nos ubica en áreas de gran confort, nos llena de energías positivas o de misterio, nos otorga calor en lugares fríos o lo contrario; en un sentido artístico, incluso puede crear un lugar mágico que aparece y desaparece cuando se desea. Está comprobado que el espectro de color tiene una fuerte vinculación con nuestras emociones, puede manipular de alguna forma los estados de ánimo para bien o conveniencia. Por esta razón, hay que tener un criterio y conocimiento adecuado de toda la gama de “motivaciones” que pasan a travéz de un rayo de luz al momento de crear un diseño de iluminación.

Si aunamos a lo anterior que nuestra vida moderna y acelerada actual, repleta de estímulos externos que nos distraen de lo escencial del día a día, del aquí y el ahora, resulta necesario apoyar al desarrollo emocional con una moderna aplicación de la actualidad para crear la emoción preferida del ser humano: placer.

Así pues, que el objetivo del diseño emocional, específicamente en la iluminación, es integrar las preferencias emocionales de los usuarios:  valores, utilidad, confort y practicidad, a un proyecto integral que brinde a los diversos espacios - interiores o exteriores - de un hogar, una oficina, una calle, el efecto adecuado en base a las necesidades demandadas por aquello que lo compone (colores, texturas, temperaturas, entre otras.)

Hoy día, es posible llegar a mejores resultados en el diseño emocional a través de la automatización y las bondades que tiene el sólo dar un “click” en alguno de los varios “smart devices” ( celulares, tabletas, laptops, etc.) que forman parte integral de la vida diaria en la mayoría de la población. Modular la intensidad de la luz o la ausencia de ésta en un espacio, regular su temperatura, crear distintos ambientes, vigilar a distancia aquello que más preocupa, brinda una emoción positiva, misma que se traduce a estados de felicidad, tranquilidad y satisfacción para quienes lo utilizan. Y lo más importante, no es algo inalcanzable o económicamente inaccesible: puede comenzar desde la aplicación correcta de una tonalidad de luz en un hogar con sólo cambiar una luminaria para dar una sensación de placer, hasta ir a diseños integrales dónde los protagonistas, sean los usuarios de dicho espacio y sus emociones.

“Diseñar productos placenteros y agradables es una tarea dura. Por eso es un reto precioso, y mucho más divertido ”. Norman, D. (2005). Emotional Design.