Los dioses mayas, al crear la tierra, le dieron al colibrí la cualidad de llevar y traer mensajes.
La magia que emana esta ave, se observa a simple vista. Es delicado pero fuerte, su aleteo es de 80 veces por segundo, por lo que parece que se queda suspendido en el aire, pero cuando se acerca un poco, desaparece a gran velocidad y cuando se acerca a usted, parece que susurra, quizás es así como nació la leyenda maya del colibrí.
La leyenda que cuentan los Mayas, señala que los dioses, cuando crearon todas las cosas de la tierra, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo, pero cuando terminaron se dieron cuenta que a nadie le encargaron llevar los deseos y pensamientos de un lugar a otro.
Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y tallaron una flecha. Era una flecha muy chiquita, cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la flecha salió volando. Los dioses habían creado el colibrí.
El colibrí era tan frágil y tan ligero que podía acercarse a las flores más delicadas sin mover uno solo de sus pétalos, además sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia.
Los hombres trataron de atraparlo para adornarse con sus bellas plumas, pero los dioses se enojaron y ordenaron: ‘si alguien lo atrapa, será castigado’. Es por eso que nunca nadie ha visto un colibrí en una jaula ni en la mano de un hombre.
Así, el misterioso y delicado pajarito, ha podido realizar tranquilo su trabajo y llevar de aquí para allá los pensamientos de los hombres. La leyenda cuenta, que si se encuentra con esta ave, es porque alguien seguro le manda buenos deseos y amor. Si le desean un bien, él le trae el deseo; aunque también puede advertirle de un mal deseo.
Si un colibrí vuela alrededor de usted, no lo toque. Él tomará su deseo y lo llevará a los otros; piense bien y desee cosas buenas para todos.