Un joven de 19 años ha creado una pistola que sólo se puede disparar tras desbloquearla por huella dactilar, como los Smartphones.
Según comentó el propio creador de la pistola, de 19 años, el catalizador fundamental para él fue la masacre de Aurora de 2012, cuando un atacante entró en un cine de la ciudad de Aurora (EEUU) durante el estreno de una película y mató a 12 personas. A la luz de estos hechos, el joven de 15 años decidió desarrollar una pistola inteligente como parte de su proyecto escolar.
Si existen teléfonos y relojes inteligentes, por supuesto que también existen pistolas inteligentes. El arma desarrollada por Kai Kloepfer, un joven estadounidense, tiene algo especial: sólo puede desbloquearse con la huella dactilar de su propietario, de modo que dispararla por un ladrón o un desconocido que la encontrara en la calle sería imposible.
La pistola utiliza tecnología de seguridad de información. El arma escanea las huellas dactilares del usuario y las compara con una lista de huellas digitales guardada dentro del dispositivo. En caso de que no coincidan, la pistola no puede ser utilizada.
El sensor de huellas dactilares está equipado con una llave única y una encriptación de grado militar para garantizar la posibilidad de que sólo el propietario del arma y las personas autorizadas sean capaces de utilizar la pistola. El disparador de la pistola sólo se activa cuando el lector ha reconocido la huella. Este mecanismo evita que utilicen la pistola menores de edad, personas con tendencias suicidas o problemas mentales, o desconocidos no autorizados que podrían haberla robado.
En el contexto del problema de violencia por armas de fuego en EEUU, las pistolas inteligentes son una solución, la cual no sólo no violará los derechos de los propietarios de armas, sino tampoco necesitará forma alguna de afiliación o apoyo político.
En teoría, la pistola puede almacenar hasta 999 huellas distintas en su interior y no está conectada a Internet, por lo que es imposible hackearla a distancia. Siempre podría aparecer alguna forma de quebrantar su seguridad, pero en comparación con un arma convencional, sí sería más segura.
Con el dinero recaudado, Kai se ha comprado una impresora 3D para imprimir las piezas reales de modelos de armas conocidas, y avanzar en el desarrollo de su prototipo de pistola inteligente.
Sin duda, un paso en la dirección correcta, aunque aún estamos lejos de la pistola perfecta: aquella en la que ningún usuario pueda dispararla.