Más de medio siglo después del Sputnik, los viajes espaciales siguen siendo muy costosos. Cada cohete que se lanza al costo de cientos de millones de dólares, solo puede utilizarse una vez y al completar su misión, cae a la Tierra en pedazos. Este diseño desechable, apenas ha avanzado desde la década de los sesenta.
No solo la NASA trabaja para llevarnos al espacio. Reaction Engines, es una compañía que diseñó un vehículo espacial reutilizable, llamado Skylon. Alan Bond, director de Reaction Engines, explica que el coste del lanzamiento de un cohete tradicional, unos 100 millones de dólares, es un verdadero lastre que impide el crecimiento de este mercado. El santo grial para la transformación de la economía del espacio, es el empleo de naves realmente reutilizables, capaces de despegar desde un aeropuerto, llegar por sus propios medios al espacio transportando satélites, y de regresar a salvo a la Tierra. Lo más parecido que tenemos disponible, es el transbordador espacial, del que solo el orbitador puede volver a usarse luego de ser reacondicionado durante varios meses en tierra.
Lo fundamental para el diseño es un sistema Hotol (despegue y aterrizaje horizontal) similar al de un avión, aunque con una pista mucho más larga, a fin de que la nave regrese intacta. Aparte de esto, el equipo de Bond en Reaction Engines Ltd., ha inventado múltiples tecnologías nuevas.
Una vez esté demostrado que el concepto es más fácil y eficiente, puede aplicarse a objetivos mucho más ambiciosos. Bond, ve la colonización humana de otros planetas como inevitable y necesaria, y siente que su sistema puede ser aplicado a la exploración del espacio profundo, y el estudio de exoplanetas, así como permitir la construcción rápida en ellos, lo que precedería a habitarlos.
El diseño se basa en un avión impulsado por hidrógeno que despegaría de una pista de aterrizaje convencional, y aceleraría a Mach 5.4 a 26 kilómetros, utilizando el aire atmosférico, antes de encender los motores, para utilizar el oxígeno líquido de sus tanques de combustible internos, para llevarlo a la órbita. Luego liberaría su carga útil, que puede pesar hasta 15 toneladas, y volvería a entrar en la atmósfera.
El vehículo está diseñado para no ser tripulado, pero certificado para el transporte de personas, y la carga sería transportada en un contenedor de carga estándar o un compartimento de pasajeros.
El innovador concepto de lanzadera espacial Skylon, de diseño británico, recibirá de la Agencia Espacial Europea (AES) un millón de euros para su desarrollo. El dinero servirá para que Reaction Engines desarrolle el motor de su cohete ‘Sabre’, alimentado por el oxígeno del aire.
Este motor es el responsable de que Skylon vuele de forma eficiente. Se trata de un motor de Jet que mezcla las características de un avión y de un cohete. Es capaz de obtener y almacenar oxígeno del aire y quemarlo junto al hidrógeno.
Cuando se desplace a altas velocidades, ‘Sabre’ tendrá que lidiar con gases a más de 1.000 grados centígrados de temperatura en su toma de alimentación. Este aire deberá ser enfriando antes de poder ser comprimido para quemarlo con el hidrógeno.
El verdadero éxito de este motor a reacción, es su revolucionario intercambiador de calor pre refrigerado.
Todo un entramado de tuberías extremadamente finas recubre la toma de gases calientes para hacer descender su temperatura a menos 130 grados centígrados en tan solo una centésima de segundo.
Si todo va según lo previsto, los primeros vuelos de prueba podrían suceder en 2019, y Skylon podría visitar la Estación Espacial Internacional para el año 2022. Aparte de esto, lo que vendrá son las metas horizonte de explorar el universo, desde explotar los recursos para encontrar vida, hasta la colonización de planetas.