Regar una planta es una labor sencilla que requiere dedicación continua. Pero hay métodos para despreocuparse de esta tarea. Uno de ellos son las hidrojardineras.
Son maceteros que contienen una rejilla de separación y una tela o mechas conductoras, que se sumergen en el depósito de agua. La principal ventaja de las hidrojardineras reside en que no es necesario regar las plantas con tanta frecuencia, ya que el tejido se empapa y el agua sube al sustrato por capilaridad. Su empleo resulta útil, en especial, para quienes no se ocupan con regularidad de las plantas. Sin embargo, para usarlas de forma correcta es preciso tomar ciertas precauciones.
Cómo funcionan
La apariencia de las hidrojardineras es similar a la de un macetero. Las mayores diferencias se encuentran en el interior del recipiente. En general, incluyen un kit compuesto de una rejilla separadora que crea el depósito de agua, unas mechas conductoras de humedad, un tubo de llenado y otro con un respiradero que, además, es el testigo que indica el nivel de agua del depósito.
Estos elementos se montan y, a continuación, se añade el sustrato y se trasplanta el vegetal. Durante los tres primeros meses, es conveniente regar de modo tradicional, sin usar el sistema de la hidrojardinera. No debemos usarlas con las que son todavía demasiado jóvenes; sus raíces pueden no estar suficientemente desarrolladas y es posible que no lleguen al sustrato de la manera adecuada.
Las hidrojardineras permiten que las plantas no se sequen durante al menos tres semanas, o incluso cuatro, en función de la especie y el tamaño del ejemplar. Si confiamos en las hidrojardineras para nuestras plantas a largo plazo, no sólo en momentos de necesidad, podemos optar por diluir abono o fertilizante en el agua para asegurarnos que crecen y florecen sanas.
Precauciones
Antes de adquirir una hidrojardinera, es preciso conocer que no todas las plantas son aptas para cultivarse en este tipo de macetero. Los cactus y las orquídeas no lo soportarían.
Se recomienda elegir una hidrojardinera con una superficie amplia de humectación, en lugar de una única mecha conductora. El indicador de llenado de depósito es otro elemento fundamental. Es aconsejable optar por una jardinera provista de un testigo visible. Sin él, es muy difícil controlar el consumo de las plantas y conocer en qué momento es necesario llenar el depósito.
Una vez que el indicador marque que el depósito se encuentra vacío, hay que esperar entre 6 y 10 días antes de llenarlo de nuevo. El principal peligro de las hidrojardineras es caer en el error de alimentarlas en exceso. Cuando esto ocurre, el mantillo que se encuentra junto a la rejilla se transforma en lodo compacto, las raíces se sumergen en él atraídas por la humedad, se asfixian y la planta se reblandece hasta pudrirse.